La primera marcha masiva por la desaparición del joven jachallero Miguel Mateo Muñoz (lo buscan desde el 14 de agosto pasado) parecía terminar pacíficamente, tras el típico recorrido por calles del centro, la vuelta a la plaza y un final con una oración del párroco y la promesa de una segunda marcha hoy a las 19. Sin embargo sobre las 20, un pequeño grupo de unos 30 manifestantes enfiló nuevamente a la sede la Seccional 21ra, centro de dos ruidosos reclamos días atrás atribuyendo culpas a los uniformados por la enigmática desaparición. Pero esta vez los ánimos se desbordaron, con una violencia inédita. Tanto, que desde que una multitud reclamó y provocó algunos destrozos en la Municipalidad para pedir la destitución de Abdón Táñez de la intendencia (28 de febrero 2002, gobierno de la Alianza), no se tenía registro en Jáchal ni en la provincia de un reclamo tan virulento contra una Seccional. Ese pequeño grupo empezó a lanzar piedras, botellas, trozos de baldosas sacadas de la plaza en plena refacción y cualquier objeto contundente contra la sede policial. En una segunda escalada de ira rompieron una pequeña verja metálica y avanzaron con fuego al interior de la Seccional, obligando al repliegue de los efectivos. En medio del descontrol, un vecino, Mauricio Pérez y el párroco Orlando Ruggieri con un megáfono, intentaron calmar los ánimos y parecía que lo habían conseguido sobre las 21, pero entonces los violentos retomaron el ataque quemando la Peugeot Partner de un policía de apellido Saavedra, que fue apedreado y salió herido cuando quiso evitar la destrucción de su vehículo.
El reclamo, según fuentes del caso, no sólo fue por la desaparición de Muñoz: también aglutinó malestares por otros conflictos previos de ese grupo con los uniformados. En medio de tanta violencia, la gente criticó que no interviniera Gendarmería (circuló la explicación de que no habían órdenes superiores para hacerlo), algo que recién ocurrió cerca de la medianoche. Entonces los violentos trasladaron su furia: con carretillas y herramientas usadas para remodelar la plaza, cargaron piedras y siguieron el ataque, pero contra el edificio municipal apostado en la misma cuadra y a metros de la Seccional. Allí, prendieron fuego en seis oficinas, incluidas la del intendente, la del secretario municipal, el Concejo deliberante y la sala de conferencias.
Al cierre de esta edición se hablaba de por lo menos otro herido, un joven que recibió un disparo en el rostro (sería por balas de goma), mientras los revoltosos se replegaban ante la llegada de personal de la División Infantería, cuya demora en llegar desde Capital (tomaron el control a las 00,30 de hoy) también fue cuestionada por los vecinos jachalleros, conmovidos por esa violencia sin precedentes en el departamento.

