Los padres de cuatro niños de 4 años que concurren al jardín de infantes ENI 76 de Pocito, denunciaron el lunes que sus hijos (tres nenas y un varón) pudieron haber sufrido situaciones de abuso sexual en el baño de ese establecimiento escolar situado en avenida Joaquín Uñac (más conocida como Mendoza), una cuadra al Sur del cruce con calle 10, en Pocito. Como en sus reclamos apuntaron directamente contra la docente de sus hijos, esa maestra fue separada de su cargo hasta que se esclarezca su situación. Mientras tanto, desde ayer asumió en su reemplazo otra docente que tendrá a cargo las tareas de enseñanza-aprendizaje de los 13 alumnos que concurren al turno mañana en esa escuela.

Ayer, el fiscal Duilio Ejarque, el ayudante fiscal Benjamín Spatzer (UFI ANIVI) y un equipo de policías se acercaron hasta la sede escolar para recabar información sobre el lugar donde habrían sucedido los hechos y tomar algunos testimonios, dijeron fuentes judiciales.

El caso había estallado el sábado por la tarde, cuando la directora del ENI 76 recibió un mensaje viralizado enviado por una persona que trabaja en la escuela, aludiendo a los supuestos abusos sexuales sufridos por los nenes de la salita de 4 del turno mañana.

Entonces se activó el ‘protocolo para situaciones complejas’, que incluye el aviso a sus superiores del Ministerio de Educación (como su supervisora). Desde esa cartera, se tomaron enseguida algunas medidas, como el abordaje del equipo interdisciplinario de la zona, o la entrevista, contención y las recomendaciones a los padres para que denuncien.

Además, se le notificó a la docente que no debía presentarse el lunes y que permanecerá separada de su cargo hasta que la Justicia esclarezca el caso.

La maestra en cuestión es titular desde el último mes de febrero en el ENI 76 y en su trayectoria como docente nunca tuvo un problema como el que la tiene ahora en la mira, indicaron voceros del caso.

Para Fiscalía, los hechos podrán tomar su real dimensión cuando declaren los niños ante los psicólogos del ANIVI. Esos profesionales evaluarán si dicen o no la verdad, si su relato está o no influenciado por mayores y si cabe o no interpretar como abusos sexuales la versión sobre algún tocamiento por parte de la docente.

La situación es compleja. Fuentes de Educación explicaron ayer que para el ingreso de los chicos se exige que sepan ir al baño solos, es decir que sepan controlar sus esfínteres. Y que, siguiendo esa premisa, el docente no debe ingresar al baño cuando los chicos lo solicitan, precisamente para evitar cualquier tipo de contacto con el menor.

En el caso bajo investigación, existen algunos condimentos a tener en cuenta: la salita de los chicos tiene baño compartido con otra sala y, además, uno de los alumnos sufre algún grado de discapacidad, situación que obliga a que durante las clases sea asistido por otra maestra, una de las conocidas DAI (Docente de Apoyo a la Inclusión), quien puede atestiguar cómo era la modalidad de trabajo de su compañera, ahora investigada.