Las dos familias no se conocen, tampoco tienen problemas con nadie. Una de los damnificados es docente, el otro un empleado municipal y técnico en refrigeración. Lo único que tienen en común ambos es que viven a 11 cuadras de distancia dentro del Bº Aramburu en Rivadavia y que, con diferencia de sólo 10 minutos, les quemaron sus autos ayer en la madrugada. A una familia le destruyeron el Renault 12, a la otra un Ford Sierra.
Según la policía, los siniestros fueron provocados intencionalmente y, por todas las coincidencias, al parecer por la misma persona. Aunque hay indicios de que en uno de los hechos robaron herramientas, a la vista está que la intención principal era causar daño. Habrían utilizado algún combustible para prenderles fuego, dijeron las fuentes.
La primera damnificada fue una familia del monoblock 3 del Área I. Silvia Soria y sus hijos dormían cuando a las 3 de la mañana, un vecino les avisó que su coche estaba ardiendo, dijo la policía.
Salieron desesperados a tratar de apagar el fuego, pero poco pudieron hacer por su Renault 12 que permanecía estacionado frente a su departamento (en la planta baja) y pegado al cordón de calle Colectividad Italiana. El fuego devoró todo el interior del coche.
Los bomberos sólo salvaron las ruedas, el motor y el baúl. ‘El auto no tenía batería. Parece que lo abrieron y le prendieron fuego ahí adentro’, dijo Pablo Lorenzo, hijo de Soria.
Diez minutos después, la policía recibió el aviso alertando que un Ford Sierra se estaba quemando en el mismo barrio, a 11 cuadras de donde incendiaron el Renault 12. El que llamaba era el empleado municipal Alberto Vila, quien escuchó ruido en la puerta de su casa en la manzana 11 y, cuando salió, encontró su auto en llamas.
Lo único que no se quemó fue el motor. ‘Fue un robo. Me rompieron las cerraduras y me sacaron unas pocas herramientas que tenía. Habrán creído que como no eran de mucho valor, prendieron fuego al auto’, explicó.

