Nesim Elia tiene 85 años y problemas de visión, al punto de que ya es necesario operarlo de la afección ocular conocida como catarata.
Su esposa Matilde Alalus, de 87 años, sufre un problema más complicado: Alzehimer (la forma más común de demencia) que obliga a cuidarla todo el tiempo.
Precisamente para enfrentar cualquier problema de salud en algún miembro de la pareja u otra eventualidad, es que Nesim había ahorrado unos 15.500 pesos que había escondido en una despensa situada en el fondo de su casa, en la parte superior de un ropero en el que guarda ropa y otras cosas en desuso.
Pero lo increíble para este anciano que aún recibe avisos para DIARIO DE CUYO, es que la plata desapareció de ese escondite de un rato para otro y sin que en el lugar quedaran rastros de que el autor del hurto hubiera ejercido violencia en alguno de los ingresos de ese depósito.
Elía vive en el barrio Justo P. Castro I, en Caucete. Y notó que algo no estaba bien cuando descubrió que una silla que siempre dejaba afuera de esa despensa, apareció adentro. Lo evidente: alguien la usó para poder llegar hasta la parte superior del ropero. También descubrió que, una vez adentro, también revisó otras cajas y muebles.
“Teníamos una empleada que cuidaba a mi mujer pero la verdad que no sé qué pensar, de mi familia no desconfío, los conozco muy bien. Es un daño grande el que me han hecho porque tengo que operarme de catarata y ahora no sé cómo voy a hacer”, dijo Elía, que denunció el caso en la seccional 9na.
