Los pesquisas aún no logran encauzar la investigación tras el hallazgo, el 21 de enero pasado, de un hombre calcinado en el Villicum, Albardón. Es que la autopsia no arrojó datos relevantes atento al deterioro que tenía el cadáver producto del fuego. Descartada la chance de que se trate de un hombre denunciado como perdido, la hipótesis policial se situó en la posibilidad que se trate de un trabajador "golondrina" que esté cumpliendo tareas en algún viñedo.

 

Sin embargo, tras 12 días, la policía relevó cuadrillas de cosecha en Caucete, Zonda, Ullum y Albardón; "no arrojó resultados, nadie dijo advertir el faltante de un trabajador", dijo a DIARIO DE CUYO, el jefe de Policía, Luis Martínez. 

 

En cuanto a la autopsia, el forense le informó a los investigadores que el esqueleto no presentaba daños y que por el estado general no se pudo determinar cómo fue ultimado ya que no se sabe si fue por golpes, arma de fuego o cuchillazos, o una combinación de algunos de ellos.

 

En este lugar apareció el cuerpo calcinado 

 

El caso

El cuerpo estaba boca arriba, putrefacto, irreconocible. Por el aspecto y la ropa que vestía, se estableció que era un hombre. El médico de la Policía estimó además que llevaba por lo menos un día de fallecido al momento del hallazgo. Y un primer vistazo al cadáver y el escenario donde lo encontraron, hacían suponer a los pesquisas que pudo haber sido asesinado en otra parte y trasladado hasta ese lugar para ser quemado, con la inocultable intención de eliminar cualquier evidencia.

 

El cadáver se encontraba en una pequeña hondonada al lado de un montículo de escombros a la vera del viejo camino a Mogna, a unos 900 metros de la Ruta 40. La suposición inicial fue que la víctima había sido trasladada hasta ese lugar y rociada con algún combustible para incinerarlo por completo, porque a simple vista no había en la escena huellas de alguna pelea.