Luego de haber sido sobreseído en la causa en la que se lo acusaba del abuso de 7 menores que eran sus alumnos, Cristian Gastón Guillén (35), quien se desempeñaba como catequista, contó cómo vivió todo lo que le ocurrió. “Fue una locura, una pesadilla”, aseguró.
“Hoy puedo volver a dormir en paz. Ha sido todo muy largo, ayer se cumplieron 7 meses de esto que fue una locura, una pesadilla y al día de hoy todavía sigo cayendo en lo que me pasó”, aseguró Guillén en diálogo con Estación Claridad.
Y agregó: “Gracias a Dios no hizo falta que declarara porque las pericias y las pruebas fueron concluyentes, eso bastó para demostrar mi inocencia”.
En cuanto a cómo comenzó todo lo que vivió, el catequista comentó: “Me pregunto por qué pasó esto. La primera denuncia fue un baldazo de agua fría. Y las siguientes surgieron después de la viralización que hizo la primera madre con mi nombre, mi imagen y desató una locura entre los otros padres. Eso fue el día jueves 14 de octubre, era el 15 en la siesta y yo ya estaba detenido. No podía creer lo que estaba pasando”.
Para continuar aseguró: “Los que sufrimos fuimos un montón, empezando por mi familia. Fue muy duro para ellos todo lo que pasó, visitarme en la comisaría, saber que estaba en el Penal. Para mis compañeros de trabajo también fue duro, porque ellos tuvieron en las reuniones con los padres realizadas en la escuela y vivieron momentos terribles. Los padres los querían linchar cuando hablaban sobre mi y decían que confiaban”.
En relación a su futuro confió que “por ahora no tengo pensado volver a los colegios. Estoy tratando de caer en la situación y no me imagino volver al aula como si nada hubiera pasado. Los escraches, si bien se vieron sólo algunos, fueron terribles. Por eso, con mi abogada estamos evaluando qué medidas vamos a tomar contra quienes correspondan”.
Cabe recordar que las denuncias se habían dado entre el 14 y el 19 de octubre de 2021 y la investigación del caso concluyó ayer por la tarde con su sobreseimiento. Fiscalía sospechaba que pudo haber cometido un delito compatible con una violación por la supuesta introducción de dedos en una niña de 5 años alumna suya de catequesis, y por cometer otros seis hechos de abusos simples (manoseos) contra otras tres nenas y tres varones de entre 3 y 4 años de dos escuelas católicas.
Pero ni los relatos ni las pericias psicológicas indicaron que esos pequeños habían sido víctimas de un depravado, como sus padres sostuvieron por charlas con sus hijos. Los psicólogos se toparon con chicos que, a través de sus relatos, de sus gestos y de los juegos que los hacían practicar como parte de las técnicas de abordaje, los niños no evidenciaban muestras de haber atravesado situaciones de abuso sexual.
En ese contexto, la fiscal coordinadora Valentina Bucchiarelli y el fiscal Duilio Ejarque (ambos de la UFI Anivi) pidieron el sobreseimiento.