Un incendio dejó prácticamente en ruinas a un matrimonio compuesto por un guardaparque y una ama de casa que lo perdieron todo por culpa de un cortocircuito en su vivienda de Rodeo, Iglesia. Las víctimas fueron Marianela Castillo (47) y su esposo Felipe Marinero (48), exfutbolista de San Martín de esa localidad que ahora trabaja en el Parque Nacional San Guillermo y en la construcción.

Todo ocurrió alrededor de las 22 del último miércoles, en una vieja casona ubicada en la zona de El Puque. La pareja tiene dos hijas que ya no viven con ellos. Esa noche habían salido a visitar a una de ellas y a buscar unas cosas al centro cuando los vecinos, desesperados, les llamaron para avisarles que su hogar estaba en llamas. "Habrán sido 5 minutos. Inmediatamente nos vinimos… estaba todo en llamas, era desesperante", recordó Castillo, al borde del llanto.

Totales fueron las pérdidas para el matrimonio. Para ayudarlos, comunicarse al 2646720216 (alias Mercado Pago: Pelusitas2022).

 

Primero los vecinos y luego personal de Defensa Civil colaboraron para apagar el fuego, pero cuando lo consiguieron el daño ya estaba hecho. "Hemos perdido todo, se quemó todo", aseguró la mujer. Las llamas destruyeron los electrodomésticos, los muebles, la ropa y prácticamente todas las otras pertenencias, ya que afectaron casi todos los ambientes: la cocina, el living-comedor, el dormitorio de la pareja, otras tres habitaciones, la galería de afuera, el baño y una pieza donde se encontraba el termotanque.

Las pericias determinaron que lo que falló fue un portafoco de la cocina. Al parecer, los chispazos tomaron el cielo raso y luego el fuego se extendió a las maderas del techo, volviéndose incontrolable.

Ahora la casa quedó inhabitable, puesto que parte del techo se derrumbó y los adobes de las paredes quedaron debilitados, con riesgo de caerse.

"Tenemos que buscar un lugar a dónde ir. Es muy duro porque a esta casa la compramos hace 28 años y la hemos ido modificando, haciéndole cosas con mucho esfuerzo. No puedo explicar lo que siento, todavía no lo podemos creer porque hemos luchado mucho para tener nuestro hogar. Hemos pasado muchas cosas tristes, perdimos un bebé, yo después tuve problemas de salud y perdí un riñón, y ahora esto es un nuevo golpe muy duro", lamentó la ama de casa. Y admitió, totalmente quebrada, que lo que más le duele es ver a su esposo destruido, ya que se la pasa trabajando: además de guardaparque se dedica a la construcción y en los ratos libres hace trabajos de tapicería, en los que ella le da una mano. Por suerte el pequeño taller sobrevivió.