Si ya era de película la evasión de Fabio Esquivel Icazati del Penal de Chimbas, que fue hasta filmada por las cámaras de seguridad, más sorprendente fue lo que reveló en tribunales. El reo fugado la madrugada del 14 de abril del 2009 declaró con lujo de detalles cómo escapó de la cárcel en pantalón corto y descalzo, pero le agregó un dato desopilante e increíble. Frente a la jueza Silvia Peña Sansó de Ruíz, y bajo juramento, testimonió que mientras deambulaba por la calle se encontró con tres policías en un patrullero, quienes lo auxiliaron cuando les mintió diciéndoles que había sido asaltado. Es más, aseguró que dieron unas vueltas en el móvil en busca de esos ladrones ficticios y que -se supone, de comedidos- hasta lo llevaron a su casa en Rawson.
Si es verdad, o mentira, es lo que declaró Fabio Manuel Matías Esquivel Icazati (21) en la causa vinculada a su fuga, en el Cuarto Juzgado Correccional. Ese increíble relato es citado dentro del auto de procesamiento firmado en estos últimos días por la juez Silvia Peña Sansó de Ruíz contra ocho penitenciarios, acusados de favorecimiento negligente de la evasión. Los ahora procesados -aunque la resolución no está firme- son Mario Irrazabal, Ramón Luna, Agustín Nieto, Sebastián Fernández, Jorge Sisterna, Ricardo Aguilar, Ramón Cortez y Sebastian González, quienes ocupaban puestos de vigilancia y control sobre el pabellón de donde escapó Esquivel Icazati. Todos siguen trabajando, dijeron fuentes penitenciarias.
El presidiario, recapturado el 22 de diciembre de 2009, declaró como testigo, ya que no ejerció violencia en la fuga y por tanto no pudieron imputarle ningún delito. Pero claro, era el protagonista y testigo principal, y con su declaración confirmó lo que se vió por las grabaciones de las cámaras de seguridad dentro del pabellón y afuera. Él mismo contó que salió de su celda que estaba sin llave y, aprovechando que otra puerta también estaba abierta, fue al sector de duchas y apagó la luz del pabellón. Detalló sus idas y vueltas y cómo fue que, viendo que los guardias no estaban ni era detectado a través de las cámaras, bajó al puesto de celador, sacó unas llaves y salió del pabellón por un portón. Eso fue alrededor de las 3.40. Afirmó que no vio a los guardias de las garitas y que por eso trepó los dos alambrados para conseguir escapar. Recuerda que ahí fue que perdió el pantalón y una zapatilla que quedaron enganchados con las púas.
Para la juez, ésto quedó acreditado por las filmaciones, por la ropa y el calzado secuestrado y por las declaraciones de los guardias. Su conclusión fue que los penitenciarios no habían asegurado las puertas, que no estaban observando los monitores de las cámaras (algunos estaban durmiendo o fuera de sus puestos) y todo eso facilitó la fuga. Con ese argumento, procesó a ocho guardias.
Ahora bien, Esquivel Icazati no ahorró otros detalles de su fuga en su testimonio y reveló una insólita circunstancia que vivió cuando huyó del penal. Contó que escapó en pantalón corto y descalzo hacia calle Costa Canal (detrás de la cárcel), pasó bordeando la fábrica de carburo, salió a Rastreador Calívar y luego a la Benavides. Según su declaración juramentada, en ese momento observó a un móvil policial con tres policías y, como venía semi desnudo y sin zapatillas, entonces se le ocurrió decirles que "había sido asaltado" (a esa hora nadie sabía de su fuga, se enteraron pasadas las 7). También relató a la jueza, que lo hicieron subir a esa patrulla y lo llevaron a buscar a los presuntos atacantes. Y que, al no encontrarlos, esos mismos uniformados lo trasladaron "hasta la casa de su madre en Bº La Estación, Rawson", de acuerdo a su testimonio. Horas más tarde, escapó rumbo a Mendoza en colectivo.
Lo que no cierra en esa versión es por qué no lo llevaron a una comisaría a hacer la denuncia, y sí a su casa. El relato resulta increíble, pero lo cierto es que tampoco tenía motivos para mentir si ni siquiera era imputado en la causa. Si es un invento de Esquivel Icazati o realmente ocurrió así, ahora será difícil comprobarlo.

