Luego de que saliera a la luz a través de los medios de comunicación el accidente que se registró en la fábrica de vidrios Cattorini, ubicada en Santa Lucía, los familiares de los trabajadores comenzaron a agolparse en la puerta del lugar, preocupados.

 

 

Desde antes de las 11, cuando se supo que finalmente el operario que cayó al silo falleció pero aún trascendía su nombre, un peregrinar de gente se vio en los portones de la empresa.

 

Cada uno, iba pasando, dando el nombre de su familiar y recibiendo la noticia sobre su estado de salud. Hasta minutos antes de las 11,30, los allegados a Marino Hernández, la víctima fatal, aún no llegaban al lugar.