Le decían "Piti", tenía 26 años y hacía seis que vivía y trabajaba en Neuquén pero siempre volvía para las fiestas de fin de año, por sus padres, por el terruño, por sus amigos. El último arribo de Gustavo Federico Castro a San Juan se había producido un 16 de diciembre de 2008, y terminaría casi un mes después de la manera más absurda: asesinado de un cuchillazo que penetró 17 centímetros por el costado derecho de su pecho, perforándole letalmente un pulmón. Y todo porque, en un descuido al orinar, manchó al homicida. Aquella mancha molestó tanto a Sergio Daniel "El Kolyno" Maric (19) que primero quizo golpear con una botella a Castro y al verse vencido (recibió el botellazo) resolvió vengarse de la manera más violenta: al otro día, acuchilló a su rival en la primera ocasión que tuvo, sin importarle que hubiera testigos. Todo pasó a última hora del 8 de enero de 2009 en Pedro de Valdivia y Alem, en Trinidad, Capital.

La semana pasada, a través de su defensor, Faustino Gélvez, acordó con el fiscal Gustavo Manini un juicio abreviado en el que se dejó constancia de que aceptaba el delito que le atribuyen, homicidio simple, y también purgar una pena de 11 años de cárcel. Ayer, los jueces Raúl José Iglesias, Arturo Velert Frau y Diego Román Molina (Sala I de la Cámara Penal) aceptaron ese planteo y le dieron la misma pena, dijeron fuentes judiciales.

El increíble final de Castro empezó a gestarse en la noche del 7 de enero de 2009 en una de las escalinatas del barrio Manantial, en Trinidad. Aquella vez Castro se sumó con su amiga de la infancia, a compartir unos tragos con amigos, entre los que estaba un conocido suyo, "El Kolyno" Maric.

El encuentro marchó con normalidad hasta que Castro se paró para orinar y en un descuido manchó a Maric. La molestia de "El Kolyno" entonces no tuvo contención. Luego de insultar, tomó su botella de cerveza y se fue a la plaza. Y allí llegó otra vez Castro con su amiga, pero a pedir disculpas. No hubo razones que valgan para Maric, que en lugar de pasar todo al olvido, tomó su botella y encaró a Castro con intenciones de darle su merecido. Pero su rival se la quitó y se la arrojó, hiriéndolo en el rostro. Aquella noche, Castro fue patoteado por dos hermanos de Maric y, por vergüenza, no quiso volver a la casa de sus padres y se fue a la de una tía.

Al otro día le explicó todo a su papá, quien le recomendó pedir disculpas y alejarse de los revoltosos. Y eso intentó hacer a las 23,30 del 8 de enero cuando vio a Maric con otros amigos en Alem y Pedro de Valdivia. "Con vos está todo mal, mirá como me dejaste la cara", dijo "El Kolyno" y en un veloz movimiento sacó un cuchillo y lo encajó profundamente en la humanidad de Castro. "Nada que ver la que te mandaste conmigo Kolyno", alcanzó a decir Castro. Y empezó a desangrarse. Murió a las 00,50 del 9 de enero en el hospital Rawson.