Gabriel Pozo tenía 37 años, una esposa, un hijo adolescente y una nena. También un trabajo: según un familiar, el hombre se dedicaba a instalar acondicionadores de aire y estaba matriculado, es decir, sabía lo que hacía. Pero ayer, en la enésima colocación de uno de esos equipos, algo falló y recibió una descarga eléctrica fulminante. "Dicen que mandó a cortar la electricidad de la térmica, pero algo no salió bien… es muy triste y doloroso lo que pasó", contó ayer Yamila Torres, pariente de la víctima.

El hecho que le costó la vida a ese hombre que vivía con su familia en Rawson, ocurrió alrededor de las 17,30 de ayer en una casa de Larraín al 1952 Este del barrio Las Viñas, Santa Lucía.

Gabriel Pozo

 

Todo ocurrió en el techo de esa vivienda. Hasta lo que pudieron determinar los investigadores que ayer dirigieron en persona los ayudantes fiscales Pablo Orellano y Victoria Martín (con instrucciones del fiscal coordinador de la UFI de Delitos Especiales Ivan Grassi), en el momento en que ocurrió el trágico desenlace, junto a Gabriel estaba un joven que le ayudaba habitualmente en la instalación de esos acondicionadores de aire.

Fue ese joven el que de inmediato pidió ayuda a la familia que los había contratado y enseguida llegaron al lugar los policías de la seccional 29na y también personal en una ambulancia, pero entonces constataron que nada se podía hacer por Pozo.

También arribaron a la escena del episodio personal de Bomberos, de la empresa de electricidad y peritos de Criminalística que, al mando de los ayudantes fiscales, comenzaron a recabar todas las evidencias necesarias para esclarecer qué pudo haber ocurrido.

Del informe de los peritos del caso y de los testimonios recabados, se determinará si habrá o no responsables penales, es decir si cabe imputarle o no el presunto delito de homicidio culposo a alguna persona, por alguna supuesta negligencia o imprudencia.