Un exempresario del transporte y productor fue condenado hoy en Flagrancia a 2 años y 8 meses de cárcel, castigo que se le unificó con condenas anteriores, totalizando una pena única de 18 años y 11 meses de prisión efectiva, dijeron fuentes judiciales.
Se trata de José Armando Aranda (52), que anteriormente había sido condenado por violador y ladrón (ver aparte).
Esta vez, el delito que le imputó la fiscal Virginia Branca fue tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil.
Por este delito la defensa de Aranda acordó con Fiscalía una condena a 2 años y 8 meses de prisión efectiva, además se declaró su reincidencia y se le dictó prisión preventiva, dijeron fuentes judiciales.
Aranda cayó el pasado jueves, cuando cerca de las 12.30, la policía allanó su domicilio sobre calle Jujuy, en Capital, en el marco de una investigación por una causa vinculada al comercio de estupefacientes.
Los pesquisas consultaron a Aranda si tenía elementos vinculados a los delitos por lo cual se había ordenado su captura y allanamiento del lugar, y él manifestó que arriba de un placard en una de las habitaciones tenía dos armas de fuego, una pistola calibre .22 con cargador y silenciador, y una escopeta calibre 12 doble caño, ambas sin cartuchos.
Los efectivos comprobaron la existencia de las armas y que Aranda no tenía la documentación que habilite a la tenencia de las mismas.
CONDENAS ANTERIORES
José Armando Aranda en diciembre del 2012 confesó y fue condenado a 3 años y 3 meses de cárcel, por intentar robar y manosear a una mujer de 53 años a la que, el 19 de noviembre de 2009, encañonó con una pistola 9 mm en su casa del barrio Chacabuco, en Desamparados, Capital.
Mientras que en 2013 le dieron 14 años de cárcel por amenazar con una pistola y un cuchillo a una chica para obligarla a que le practicara sexo oral y, luego, robarle el teléfono móvil, a plena luz del día en Rawson. Ese caso por el que recibió un duro castigo en la Sala III de la Cámara Penal, había ocurrido el mediodía del 26 de diciembre de 2008. Ese día, la víctima, por entonces de 17 años, volvía de comprar curitas cuando se le acercó un desconocido para preguntarle por la dirección de una escuela en el barrio Centinela, en Rivadavia. Cuando ella se la dio, le puso un arma en el abdomen y un cuchillo en el cuello, la llevó a la vereda de una casa abandonada, abusó de ella y le robó. La chica reconoció luego en fotos a Aranda como ese sujeto, también en rueda de personas. Y un psicólogo aseguró que no fabulaba y presentaba signos de ser una víctima de abuso sexual. De Aranda en cambio aseguraron que tenía conflictos con su sexualidad.