La familia y Evelyn. La familia se reunió ayer en la puerta del hospital tras recibir la noticia.

 

El caso de Evelyn Luna, la nena de 4 años que fue baleada el pasado jueves en Pocito tuvo ayer el peor desenlace: la niña murió. En medio del dolor, y mientras esperaban que el cuerpito de la pequeña fuera trasladado del hospital Rawson a la Morgue Judicial, Zahida Balmaceda la mamá de Evi, como le decían sus amigos, contó que la pequeña estaba ansiosa de comenzar las clases para ser como sus hermanitos. Rulito, otro sobrenombre que tenía la niña, fue declarada muerta cerebralmente el domingo en la tarde y ayer falleció. Sus papás se mostraron muy conmocionados y esperanzados en que se haga justicia. Por este hecho hasta ayer había dos detenidos (ver aparte).

Todos la definieron como una nena feliz que contagiaba alegría. Dijeron que en el barrio era muy querida y que la noticia del fallecimiento conmocionó a todos. A sus tías ayer les brillaron los ojos cuando contaron cómo era la nena que tenía 4 hermanos mayores y que hasta pasado el mediodía aún no sabían que Evelyn había fallecido.

 

Evelyn era una nena alegre.

 

“Tenía todo listo para empezar la escuela. No sé por qué iban a arrancar después las clases, pero ella estaba entusiasmada. Tenía su guardapolvito y su mochila. Quería ir a la escuela como sus hermanos”, dijo la mamá que a pesar del dolor se mostró calma. La mujer comentó que la nena era muy compañera con sus hermanos y que siempre era la que revolucionaba la casa. “Era una niña que le gustaba jugar y andar en bicicleta. Siempre fue muy conversadora y se daba con todas las personas, por eso todos la querían”, agregó la mujer.

La familia de Evelyn dijo que a la nena le encantaba ir a la casa de su papá los fines de semana. Es que sus padres están separados hace tres años. Fue justamente en la puerta de la casa de su papá donde la niña fue baleada.

A pesar del dolor con el que cargaba la mamá de Evelyn dijo que estaban esperanzados en que la Justicia actúe como corresponde. A la vez, dijo que la fe es lo que la mantuvo fuerte durante estos días. “Desde el primer momento entregué a mi hija a las manos de Dios. Yo no soy nadie para juzgar y no me gusta la justicia por mano propia. Sé que Dios hará Justicia, al igual que la Policía y los jueces. Tenía mucha fe y en ningún momento la perdí, por más que los médicos no me daban esperanzas. Para mí ella vivía, a pesar de que seguía sólo porque estaba conectada a los aparatos. Yo nunca dejé de creer que iba a salir adelante, pero todo terminó”, concluyó la mamá de la pequeña.