Muy dañino. Según Leonardo Cuello, el incendió no dejó nada utilizable en su casa. Si alguien desea colaborar puede llamar al 2645101573.

Los Bomberos Voluntarios colgaban globos en la plaza principal de Pocito, preparándose para festejar (ayer) un nuevo aniversario de solidaridad al servicio de sus vecinos. A la misma hora, sobre las 23 del lunes, Leonardo Cuello (33) buscaba leche para llevarle a sus dos hijos, una nena de 6 años y un varón de 8, que desde bebé está postrado (ahora lo movilizan en una silla de ruedas) a causa de un cuadro de meningitis. Hasta ahí, dos historias paralelas que, sin embargo, de un rato para otro terminarían cruzándose de la manera menos feliz: un incendio en la casa de Cuello. Una vivienda precaria que levantó adobe sobre adobe con ayuda de sus amigos y familiares porque es humilde, porque no consigue trabajo como albañil y ahora se las rebusca con changas, como las que hace con un amigo en metalurgia.

Los bomberos pudieron controlar el incendio en la casa que Leonardo construyó en los fondos de una propiedad familiar (adelante vive un hermano y su familia) en la calle Uriburu, unas tres cuadras al Norte de Calle 11, en la Villa Barceló. Pero cuando el fuego paró, nada sano había quedado porque las llamas se habían propagado rápido por el techo de cañas y palos.

Ayer, Leonardo Cuello recordó que sus chicos estaban con su expareja, y que él ya dormía en su habitación cuando ella lo llamó para decirle que los nenes no tenían leche.

En eso que se levantó para ir buscarles alimento, al parecer, la estufa que usaba para calefaccionarse tomó contacto con alguna parte de la cama y las llamas arrasaron con todo lo que había en su habitación. Pero también inutilizaron otras cosas.

Según Cuello, perdió dos camas, dos roperos con la ropa y el calzado suyo y el de sus niños, dos televisores, dos aparadores, una mesa, sillas, una cocina, una heladera y hasta la grifería que había comprado y pensaba colocar en el baño de su casa, compuesta por dos dormitorios, una cocina comedor y el baño que aún no terminaba de armar.

"La verdad que esta es una situación bastante jodida, porque estoy sin trabajo y se hace más difícil todo con esto de la pandemia. Diga que me levanté para ir a buscarles leche a mis hijos, porque a lo mejor no la cuento", dijo ayer Leonardo, dispuesto a volver a empezar.