Mauricio Garro (24) tiene eso de querer ayudar a otros. Dice que es algo inexplicable, que ser solidario le nace, simplemente. Cuando puede aporta su grano de arena en merenderos y comedores para los más necesitados. Y fue el principal organizador de una exposición de autos tuneados en San Martín, en la que se juntaron fondos para las familias de dos niños fallecidos al ser atropellados. Seis meses atrás empeñó su esfuerzo en los bomberos voluntarios de San Martín, y por esas cosas de la vida, el jueves por la tarde aplicó los conocimientos adquiridos en esas labores, en un voraz incendio que, pese a todo, destruyó parte del rancho que le prestan en una finca y también parte de sus pocas cosas.
Ayer contó que eran como las cuatro de la tarde. Y que tomaba mate bajo la galería del precario rancho con su pareja Gisela Arce, mientras veían divertirse al pequeño hijo de ambos, que tiene 1 año y 5 meses y sufre de bronquiolitis.
Según el joven, un tenue humo empezó a invadir el ambiente desde el Sur. Al averiguar, lo sorprendieron grandes llamaradas a unos 100 metros, que destruían el parral del dueño de la finca (fue casi una hectárea) y avanzaban hacia la casa por un cañaveral y otros árboles y malezas a ambos costados de una acequia. En el acto le pidió a su pareja que se llevara al bebé a la casa de su suegro, que vive en el ingreso de la misma finca, "El Nono", ubicada en calle Quiroga entre Mitre y Belgrano, en San Martín.
Él partió a intentar controlar las llamas, pero no pudo. Entonces decidió construir una cortina, mojando con la misma agua de la acequia todo lo que pudo con la idea de que las llamas no avanzaran.
Pero el fuego contaba con un aliado infalible, las fuertes ráfagas de viento Sur que hicieron avanzar las llamas de todos modos hasta llegar a las paredes de block y se colaron por las cañas del techo del rancho. Dos camas, toda la ropa y el calzado de la familia, los $10.000 que había cobrado su señora por el IFE y la mercadería que tenían sucumbieron a las llamas.
Para entonces ya contaba con la ayuda de sus compañeros voluntarios de San Martín, de otros obreros de fincas vecinas y la de los bomberos de la Policía de Caucete.
Recién como a las once de la noche, el fuego pudo ser controlado. Pero Mauricio no pudo dormir en toda la noche, y cada tanto dio una vuelta hacia el lugar del siniestro. Esa precaución lo llevó a descubrir otro foco de incendio en su rancho, "porque el fuego se va por adentro de las cañas", dijo ayer.
"Hace tres semanas que no tengo trabajo, hago changas y es muy feo que un minuto se pierdan las cosas que costó tanto conseguir y más por un incendio que seguro que alguien inició como a medio kilómetro de acá (la casa). Es extraño, siempre ayudando y ser ahora yo el que necesite…", dijo ayer el joven.