Habían pasado unos minutos de las 7 de ayer cuando a Juan Carlos González, el encargado de la finca en Necochea al 1499 Norte, en la zona de El Mogote, Chimbas, llegó a regar. Parecía la rutina de siempre hasta que se topó con una escena bastante inusual: un incendio que afectaba el galpón, dos depósitos de herramientas y alambres, y la casa donde se habían criado los dueños de la propiedad, los Díaz Cano. Enseguida halló también pruebas contundentes de que no se trataba de un accidente: las huellas de un vehículo, un viejo cochecito de bebé abandonado sobre un cantero de plantas, igual que bolsas con mantas, ropa y hasta sidras, y un pico que no es de los suyos, eran muestras claras de que habían entrado a robar y que al final del saqueo resolvieron iniciar dos focos de incendio que provocaron un desastre.

Esa teoría fue confirmada enseguida por el personal de las dos dotaciones de bomberos al mando del oficial subinspector Néstor Riveros, que llegaron al lugar para controlar el siniestro. Entonces todo se notó con mayor claridad: los delincuentes habían cortado la electricidad para desactivar la alarma (en el lugar no hay casero) y con el pico rompieron una de las ventanas para ingresar. Adentro revolvieron los 7 ambientes de la casa, saquearon las cosas de mayor valor (incluso algunas joyas, según la policía) y, antes de partir, prendieron fuego en uno de los dormitorios, generando un incendio que afectó con calor y hollín el resto de la vivienda.

Los delincuentes también prendieron fuego en un galpón de unos 10 metros por 6, que quedó completamente destruido con todo lo que tenía. Y esas llamas también afectaron otros dos depósitos menores de herramientas, alambres y otros objetos.

"En el último año se metieron dos o tres veces pero nunca hicieron un daño así", dijo González.

"Acá no hay seguridad, los derechos humanos sólo están para los delincuentes", dijo indignada Nery Díaz, una de las dueñas de la propiedad atacada.