Un joven empleado administrativo encontró la muerte ayer en la madrugada en la casa que habitaba junto a su familia en un barrio de Capital. Sus familiares explicaron que el muchacho se levantó y fue hasta la cocina a enchufar una lámpara. En esa maniobra, el joven recibió una descarga eléctrica y lo último que exhaló fue un grito desgarrador. Cuando su familia fue a verlo, lo encontraron tirado en el piso y por más que trataron de reanimarlo, no hubo ninguna chance.
Patricio Ezequiel Martínez era el menor de dos hermanos, tenía 22 años y una hija de 1 año y medio. El joven estaba en pareja con la madre de la criatura y vivían junto a una tía en una casa de calle Víctor Mercante 774 Sur, en el barrio Ferroviario, en Capital. Actualmente, se ganaba la vida como empleado administrativo en una conocida empresa que fabrica premoldeados y viguetas de hormigón, precisó su tía Inés Vera.
Por estos días, Patricio estaba muy contento porque su madre, quien vive en Santa Cruz, hacía una semana que estaba de visita en San Juan. Pero ayer en la madrugada, la familia sufriría un duro golpe.
Vera contó que eran alrededor de las 4 cuando el joven se levantó de la cama para ir a la cocina. Es que su hija Salomé estaba con fiebre y como la luz de la habitación le molestaba, fue hasta ese sector de la vivienda para enchufar una lámpara. ‘La luz de esa lámpara apunta hacia arriba y por eso fue mi sobrino a prenderla para que la bebé no estuviera molesta, porque estaba enfermita’, dijo otra tía.
Martínez fue descalzo, tomó el enchufe y cuando lo conectó al toma corriente de la pared recibió una descarga fulminante. Su pareja y la tía corrieron al escuchar el grito del muchacho. Al llegar, lo encontraron tirado en el piso y trataron de reanimarlo. Incluso llamaron a la ambulancia, que se demoró bastante, pero todo esfuerzo fue inútil porque el muchacho había fallecido en el acto, explicaron las fuentes.
‘No podemos creer esta desgracia. Un chico tan bueno y lleno de vida que le pase algo así. Encima la ambulancia se demoró 45 minutos en llegar, una vergüenza’, dijo Vera.

