Un defensor oficial pidió la probation para su defendido, un albañil de 24 años que llegó a juicio acusado de dos hechos de abuso simple contra su prima, cuando la chica tenía 13 años. La probation implica para el acusado la suspensión del juicio por un lapso en el que estará obligado a cumplir ciertas reglas de conducta, a ofrecer servicios en beneficio de la comunidad y a un pago (que se entiende simbólico) por el daño causado. Si cumple, no va a juicio y se borra el antecedente de su planilla prontuarial.
En Tribunales aseguraron que es un planteo poco usual para delitos sexuales, indicaron voceros judiciales.
El pedido lo escuchó el juez Víctor Hugo Muñoz Carpino (Sala I, Cámara Penal), que ahora debe resolver porque la fiscal del caso, Marcela Torres, ya se opuso, citando varias normas: como un tratado internacional al que adhirió el país, normas nacionales y locales que favorecen los derechos de la víctima, ratifican la necesidad de analizar esos hechos con perspectiva de género y, principalmente, en hacer todo lo posible para que las mujeres que son blanco de delitos sexuales tengan un ‘efectivo acceso a la Justicia’. Esto último implica llevar los casos que se judicializan hasta una sentencia, sea a favor o en contra del acusado.
Abonar unos $5.000 y trabajar en una iglesia de Pocito los días domingos por el tiempo que establezca el juez, son los puntos salientes del planteo del defensor oficial Carlos Reiloba para ese albañil, que no registra ningún tipo de antecedentes.
Fue denunciado en marzo de 2019, una noche en que la niña (por entonces de 15 años) comenzó a llorar y le comentó a su mamá que el hecho de que repitiera en la escuela y no pudiera conciliar el sueño, se debía no solo a que no había estudiado, si no también a dos ataques sexuales sufridos a manos de su propio primo.
Según la jovencita, esos hechos ocurrieron entre 2016 y 2017, cuando tenía 13 años. La primera vez, en casa del sospechoso, cuando le ayudaba a tender ropa a su prima y en un momento quedó a solas con el joven, que comenzó a manosearla, incluso por debajo de la ropa, prometiéndole comprarle un regalo o un perro caniche para que no dijera nada. La segunda vez sucedió en la casa de la niña, una vez que su primo se quedó a dormir, se trasladó hasta la habitación de la menor y otra vez la manoseó. En ambos casos paró, por la intempestiva presencia de otros familiares.
El juez analizará el planteo y decidirá, con la mira en un antecedente de la Corte de Justicia, que fijó el rechazo cuando hay oposición fundada de Fiscalía.