Cuatro meses y 15 días por hurto en 2010; 8 meses por daño y amenazas en 2011; 3 años por robo en 2012; 2 años en 2014 por daño agravado y lesiones agravadas por el vínculo; 15 meses por violación de domicilio y resistencia a la autoridad en 2016; y 1 año y 10 meses por hurto calificado en 2018. Hasta ayer, Pedro Guillermo Páez (34) había cruzado el límite hacia lo ilegal por delitos menores. Pero en su séptima causa las cosas cambiaron y se le agravaron: ayer, el juez de garantías Juan Gabriel Meglioli lo condenó a 9 años de cárcel por la maniobra delictiva más pesada de su historial, el ultraje sexual de una joven a la que golpeó y amenazó con un arma durante toda una noche para someterla sexualmente. Esa joven, de 30 años, había sido su pareja.
La pena impuesta por el magistrado a Páez fue la misma que le propusieron en un juicio abreviado, la fiscal Claudia Salica con el imputado y su defensora María Noriega.
El caso había sido conocido por Bomberos del cuartel central la mañana del 7 de marzo pasado. Ahí llegó lesionada a pedir ayuda, luego de que su ex la dejara en la casa de su mamá en el barrio Costa Canal III, en Capital.
Luego contó en el Cavig que había llegado la noche previa, sobre las 23, a la casa de ese sujeto con el que había estado en pareja durante tres meses, y del que se había separado hacía dos meses. La intención de la víctima era recoger algunas cosas que le habían quedado, pero Páez la hizo pasar y descargó su furia contra ella.
Entonces el fiscal coordinador del Cavig, Roberto Ginsberg, encabezó una investigación que terminó por comprometer seriamente a Páez, pues hubo pruebas de ADN positivo con relación al sospechoso, un detallado informe médico sobre las lesiones de la víctima y también el secuestro de otras evidencias, como un acolchado manchado con sangre de su expareja.
Páez fue detenido en la casa de un primo al día siguiente. Y ayer, acorralado por la cantidad de evidencia en su contra, decidió pactar un juicio abreviado con la Fiscalía para evitar un juicio común.