Eran las 23 del miércoles cuando dos sujetos con cascos se acercaron hasta la caja del restaurante ‘Apio Verde’ para ver uno de los menúes. Los llamativos desconocidos estuvieron unos minutos y se retiraron. Pero no por mucho: cuando uno de los mozos salía a atender a unos comensales en el patio, se cruzó en la puerta con esos sujetos y lo encañonaron. Los delincuentes también amenazaron a 5 clientes que estaban en el interior, a otro mozo y a la madre del dueño del local, que estaba detrás de la caja registradora. Luego, revisaron a cada una de sus víctimas, inclusive a los comensales que estaban cenando afuera. Finalmente, los malvivientes escaparon con $2.000 de la recaudación del comercio y además, con celulares y dinero de las 20 víctimas, precisó ayer Gustavo Quiroz, dueño de la casa de comidas asaltada.
El restaurante está ubicado desde hace un año y tres meses en calle José de Oro 1.748 Oeste, antes de Paula A. de Sarmiento, en el Bº Del Carmen, Capital. Según Quiroz, en total había 29 personas, entre familias y amigos, cenando en su local: 12 estaban en el patio, otros 5 estaban adentro y 12 más en un entrepiso. ‘Yo alcancé a ver a los tipos estos cuando entraron a ver el menú. De ahí se fueron y al rato también me fui’, comentó el propietario.
Los delincuentes regresaron y amenazaron a uno de los mozos. Después encañonaron a los clientes que estaban en las mesas, al otro empleado y a Estela Marys Naveda de Quiroga (67), la madre de Quiroz. En la cocina estaba el cocinero y su ayudante, pero no se percataron del asalto ni fueron atacados. A todo esto, los comensales que estaban en el entrepiso comenzaron a ocultar sus pertenencias donde podían, pero ‘se salvaron, porque los ladrones nunca subieron’, dijo Quiroz.
‘Le decían a mi madre: dame la plata, queremos la plata. Y justo el que estaba armado, la agarró dando un vuelto y le sacó la billetera. También la obligó a darle la plata que teníamos en una caja metálica. En total nos deben haber llevado unos $2.000’, precisó el hombre.
Mientras el ladrón armado atacaba a la cajera, su cómplice fue por las mesas y le sacó lo que pudo a los clientes y a los dos mozos, explicaron. El ataque no terminó allí, porque cuando escapaban asaltaron a los clientes que estaban en el patio.
‘Me llamó la atención que nadie les hiciera nada. Si hubiera estado, seguro les tiraba con algo, pero hubiera hecho alguna cosa’, comentó Gustavo Quiroz.

