El 4 de enero de 2014, al anochecer, Antonella Carrizo amamantaba a su pequeña hija Uma de 3 meses en la puerta de su casa en el barrio Huarpe, Pocito, cuando una banda de sujetos armados rodearon la vivienda y la atacaron a tiros. Aquella vez uno de esos disparos se coló en la cabeza de la beba y la sentenció: murió al otro día. Por ese caso, 7 de los atacantes fueron condenados a perpetua, en un caso resonante en el que siempre se habló de un ajuste de cuentas por drogas contra el padre de la criatura, Nery Calvo. Ahora, esos padres vuelven a quedar en medio de una investigación judicial, otra vez por una circunstancia trágica: el jueves a eso de las 15, falleció en el hospital Rawson otro de sus hijos, Sebastián Shariht, de 3 años.
Esta vez, la autopsia reveló que la causa del deceso del hijo de la renombrada pareja fue un traumatismo grave y cerrado de cráneo (tenía fractura, dijeron) y un edema cerebral, además de presentar "signos meníngeos", indicaron fuentes judiciales.
El hecho ocurrió alrededor de las 12,45 del pasado sábado, en el cruce de Proyectada y Constitución, en el barrio Teresa de Calcuta, Pocito.
Según la investigación que dirigen el fiscal Francisco Pizarro y el ayudante fiscal Mariano Carrera (UFI de Delitos Especiales), el nene iba en la parte delantera de una moto Honda 110 cc que guiaba su tío Franco Alexis Calvo (32), acompañado de Dante Bondanza (32).
El auto al que impactaron fue el VW Gol conducido por el cabo de Policía Jairo Alejandro Barraza Navarro, quien estaba de franco y, al parecer, tenía prioridad de paso porque el impacto ocurrió en el costado izquierdo del vehículo.
Fiscalía investigará no sólo si al policía le cabe o no alguna responsabilidad en el trágico fin del nene. También tendrá bajo la lupa la actuación de los médicos del hospital Rawson.
Es que el niño -dijeron- ingresó al hospital el sábado y ese mismo día, a última hora, fue dado de alta, cuando en teoría eso no debió suceder por las graves lesiones que tenía.
Cuando el niño empeoró, ingresó de nuevo al hospital pero ya no fue posible recuperarlo.
Encima -indicaron- los médicos del hospital habrían querido extender un certificado de defunción, dejando asentado que la causa de muerte fue un cuadro que afectó sus meninges. Pero desde la guardia del hospital llamaron al juzgado Correccional en turno para avisarles que el niño había sido víctima de un accidente. Y tras la intervención judicial, el caso pasó a la UFI de Delitos Especiales, donde ahora intentan establecer cómo fue la mecánica del siniestro y a quiénes podrían quedar en la mira del posible homicidio culposo de ese niño.