Un día de aprendizaje. Desde la izquierda, Daniel Domínguez, Raúl Castro, Javier Otiñano, Elio Morales y Daniel Elgueta. Fueron parte del despliegue para combatir el voraz incendio en el establecimiento de agroquímicos.

 

 

Aunque el incendio en el establecimiento de agroquímicos ya estaba controlado, anoche en el cuartel de Bomberos de la Policía el trabajo todavía llevaba buen ritmo. Limpiar las movilidades, controlar las herramientas y hacer otras tareas para estar listos por si vuelve a presentarse otra emergencia se iban realizando mientras las conversaciones de la experiencia vivida también se apoderaban de los protagonistas.

"En mis ocho años de experiencia, es la primera vez que participo en una intervención de esta magnitud. No era una superficie tan extensa como sucedió en otras ocasiones, pero no sabíamos al principio con la clase de químicos que estábamos trabajando, si se activan con el agua o el aire", señaló el cabo Daniel Elgueta, quien agregó que la clave para afrontar cada situación es básicamente la misma: "Esto es trabajo de equipo, es confiar tu vida en el trabajo que hace un compañero".

En los ojos rojos, el jefe del cuartel central, Raúl Castro, delata lo que fue un extenuante día. "Estamos acostumbrados a que no haya dos incendios iguales. Estamos sometidos al daño de diferentes materiales que están en combustión y todo es un riesgo por la labor o intervención que realizamos. Se logró el objetivo y estamos todos bien", indicó el comisario inspector, quien indicó que recibieron el llamado al 911 pasada la medianoche, denunciando el incendio de un depósito. Acudieron al principio dos destacamentos de la central y otros tantos de Rawson, sin saber la situación que les esperaba. Luego de veinte horas de trabajo, en el que intervinieron en total 7 destacamentos y unas 25 personas, Castro agradeció además el apoyo que recibieron de los Bomberos Voluntarios y de los camiones con agua que aportó el municipio.

Elio Morales, oficial ayudante, fue uno de los que participó en el relevo de la primera hora de la mañana. "Mientras nos preparábamos y veíamos los primeros videos con esas explosiones, sabía que era algo muy especial. Gracias a Dios todo terminó bien y estuvimos a la altura de las circunstancias", señaló, para resaltar que la premisa es superar el desafío.

"Siempre nos dicen kamikazes, que no medimos las consecuencias, que no nos importa nada en ese momento", soltó con una sonrisa el sargento Javier Otiñano, quien resaltó: "Lo bueno es que aprendes algo nuevo".

"No importa el cansancio físico, psicológicamente seguimos atentos hasta que se termina la guardia, creo que es algo que ocurre con el bombero en cualquier lugar del mundo. Recién cuando terminás la guardia, es que desaparece la adrenalina", añadió el oficial principal Daniel Domínguez, quien volvió a recordar lo esencial: "El riesgo siempre existe desde que uno se sube al camión. Y cada uno se enfoca en el trabajo coordinado".