El nene caucetero de 4 años que estaba muy grave tras recibir una descarga eléctrica mientras jugaba a las escondiditas ahora se encuentra bien, a tal punto que come, habla, camina, mueve todas las extremidades, va solo al baño y hasta tiene ánimo para jugar en la habitación del Hospital Rawson donde continúa internado, pero sin estar conectado a nada.
"La recuperación ha sido milagrosa", dijo Marcelo Riveros, el padre, visiblemente emocionado por las garras del pequeño Lisandro. Sobre el mediodía de ayer el nene jugaba con unos muñecos de Spiderman que le llevaron y con una tablet que le regaló su madrina. Antes había estado ayudando al personal del hospital a armar el arbolito de Navidad en el pasillo al que tiene salida su habitación. Y, según el padre, tenía pilas para más, aunque por momentos se aburre y empieza a ponerse molesto y a decir que se quiere ir a su casa porque extraña a sus hermanos. Sin embargo, los especialistas les aclararon que aún le quedan días para estar en observación y que posiblemente lo derivarán al Marcial Quiroga porque allí se especializan en quemaduras. Los médicos explicaron a la familia que la corriente ingresó al cuerpo de "Lichi" por las manos (allí tiene ampollas) y salió principalmente por el cuello, en la parte de adelante. En ese lugar tiene una quemadura importante que le demanda curaciones diarias. Y tiene otra en la frente. Lo más impactante es que los estudios más complejos arrojan que los órganos vitales no fueron afectados.
"Por ahí hay momentos en los que se pone a pensar y pregunta qué le ha pasado y por qué está acá. No se acuerda de nada", contó Marcelo, que no puede creer que en apenas días pasó de acompañarlo en la ambulancia, donde iba casi sin signos vitales, a una actualidad súper alentadora en una habitación común, superando los días en Terapia Intensiva en los que estuvo completamente sedado.
El accidente ocurrió el viernes de la semana pasada, cerca de las 23, cuando Lisandro jugaba a las escondiditas con unos vecinitos frente a su casa de la Villa Sáenz Peña, en Caucete. El nene se escondió detrás de un poste y tomó con sus manos un cable cortado que estaba colgando. En teoría no tenía corriente porque era de una línea de teléfono (a cargo de Telefónica), pero "parece que por el viento, ha hecho masa en la esquina con el cableado de alta tensión. Parece que había un alambre que los hacía tocarse", explicó esa vez Carlos Llanos, que tiene su casa a metros del poste. "Cuando salgo lo veo tirado, estaba boca abajo. Lo cargamos en un auto y lo llevamos al hospital. No reaccionaba, para mí iba muerto. En el camino yo le apretaba el pechito y un amigo le hacía respiración boca a boca, ahí pegó como un ronquidito, pero nada más. Cuando llegamos al Hospital César Aguilar nos dijeron que el niño estaba quemado entero", había agregado.
"Ahora estamos concentrados en él. Una vez que salgamos vamos a evaluar qué acciones debemos tomar para que alguien se haga cargo de esto que pasó", señaló el padre. Lisandro ayer le escribió la carta a Papá Noel, pidiéndole juguetes. Seguramente no lo entiende, pero su mayor regalo es estar vivo.