Prefectos haciendo la vista gorda en pleno río Paraná para que los cargamentos de marihuana crucen de Paraguay sin problemas; policías que roban a narcos y hacen su negocio; gendarmes que los protegen; funcionarios judiciales que cobran por liberarlos y políticos que garantizan que todo el aparato de corrupción no sea alterado. Ese es el cuadro de situación de la causa a cargo del juez federal Sergio Torres que explotó el martes cuando la localidad correntina de Itatí amaneció copada por las fuerzas federales y con sus dos principales autoridades, el intendente y su vice, presos por narcotráfico.
Ese también es el panorama que le relataron al juez dos arrepentidos y un testigo de identidad reservada. Los tres detallaron el modus operandi de los capos de la zona: Carlos “Cachito” Bareiro (quien en estos meses manejaba su grupo desde la Unidad 7 de Chaco), Federico “Morenita” Marín y Luis “Gordo” Saucedo, los dos últimos aun prófugos. A través de esos testimonios, los investigadores obtuvieron pistas que le permitieron a Torres ir por las cabezas del municipio.
“En el caso de Natividad Terán y de Fabio Aquino, intendente y viceintendente de la localidad de Itatí, las constancias recabadas hasta aquí indicarían que estarían directamente relacionados a la obtención y distribución de narcóticos como así también a introducir en el mercado financiero el producido de las actividades ilícitas”, sostuvo el juez en la resolución que dio pie a la detención de ambos, además de una interesante lista de uniformados implicados en la protección de narcos.
El documento, al que accedió Clarín, es una radiografía de cómo los tres líderes narcos locales lograban ingresar semanalmente desde Paraguay a Itatí al menos unas seis toneladas de marihuana que luego terminaban siendo distribuidas a siete provincias argentinas.
“La marihuana viene de las plantaciones grandes de Pedro Caballero, un pueblo del norte de Paraguay. La traen en camiones hasta la orilla y después la traen en bote para Corrientes. Cada bote carga más o menos 500 o 600 kilos de marihuana. En el agua hay de lunes a lunes 50 lanchas de pescadores, con motores nuevos, importados”, contó uno de los arrepentidos. “De las lanchas pasan a Itatí -siguió detallando el testigo-, allí las cargan en camionetas o pasan a las casas que están linderas al río Paraná. A partir de ahí empiezan a elaborar los grupos, se la reparten, la llevan a destino”.
Este aceitadísimo sistema de tráfico sería impracticable sin un pulido sistema de corrupción. “Ellos tienen todo arreglado con gente de Prefectura, Gendarmería y Policía Federal, también con la Policía local. Además, cargan a cien metros de Prefectura”, declaró un segundo arrepentido, que habló de aun más droga que el testigo anterior. Calculó el flujo de marihuana en 15 mil kilos semanales y señaló que parte de esos cargamentos se esconde en islas de la zona.
A los arrepentidos se sumó una tercera persona que aportó datos bajo reserva de identidad. En esa condición dijo que “la Policía de Itatí les vende armas a los narcos. La mayoría de las armas se las llevan a la gente de ‘Cachito’ ( Bareiro). Los policías también se meten en la venta de drogas y dejan hacer”, indicó y apuntó al jefe de la Policía de Itatí, comisario Osvaldo Ocampo Alvarenga, y a un sargento que terminaron presos.
El testigo sostuvo que un juez federal y su secretario cobran “en efectivo, en mano” por dejar libres a los narcos, mediante un abogado, que también quedó detenido. Según el testigo, Terán ganó la intendencia con la plata narco y su segundo, Fabio Aquino, “disimula con un corralón de materiales y una ferretería que su dinero viene de la marihuana”.
Con estas declaraciones, más una variada gama de escuchas telefónicas, se enfrentarán este viernes los 27 acusados ante Torres en Buenos Aires.