Marcela Moreno (48) tomaba mate mientras regaba las plantas, cuando percibió, igual que sus vecinos inmediatos, una baja en la tensión de la luz. No le dio mayor importancia al asunto y partió con otro balde hacia la calle, pero en eso un vecino llegó a la carrera por el incendio en su casa. Y desde entonces todo esfuerzo fue inútil: las llamas se propagaron muy rápido por las cañas y palos de la precaria construcción. En minutos, todo lo que había que en el baño (ahí se inició todo por un cortocircuito), dos dormitorios y una galería, quedó destruido. El daño fue grande porque en ese rancho que María tenía en la ruta 183 casi calle 11, en La Majadita, 9 de Julio, vivía ella, sus chicos de 14 y 11 años, y el mayor de sus hijos con su señora, madre de una nena y embarazada de mellizos. Dos heladeras, tres modulares, cuatro camas, dos televisores, tres roperos, toda la ropa y el calzado de esas dos familias se contaban entre las pérdidas. ‘Menos mal que no pasó cuando estábamos durmiendo’, dijo la mujer, desde ayer alojada en un galpón con su familia.
