Fue el grito de los vecinos lo que alertó al albañil José Castro (44) y a sus hijos mayores del desastre que el fuego le provocaba en el depósito del fondo. En el acto, el hombre trepó al techo y con la poca agua que le alcanzaron (en ese momento no había electricidad y tampoco suministro de agua) mojó el techo de su casa para que el incendio no se propagara.
En la desesperación, pudieron salvar su Peugeot 504 y dos motos que, de todos modos, terminaron parcialmente quemados.
Todo pasó a las tres de la tarde del martes (el hecho trascendió ayer) en la casa en la que Castro habita con su señora y tres de sus hijos en la avenida Joaquín Uñac, unos 200 metros al Sur del cruce con calle 11, en Pocito.
Según comentó, los vecinos que le avisaron del incendio se iban a trabajar justo a la hora en que pasaban por su domicilio.
‘Ardió todo porque había muchas cosas inflamables. El lugar estaba hecho de cañas y palos y como yo soy albañil, también tenía maderas para encofrar y palos para apuntalar, perdimos un montón de cosas que guardábamos acá porque adentro no cabían’, dijo.
Entre las cosas que perdió, ayer enumeró tres bicicletas de paseo, otra fija para ejercicios que le habían prestado a su hija, una heladera, un lavarropas, un secarropas, un juego de sillas, una amoladora, un taladro, toda la ropa de cama de invierno y libros, entre otras cosas.
Las llamas dañaron además el frente de dos motos y la parte trasera de un Peugeot 504 que pudieron ser rescatados con ayuda de sus vecinos.
¿Qué pudo originar las llamas? Castro había eliminado ayer la teoría de un atentado: ‘no creo que alguien haya prendido fuego, porque acá, entre los vecinos nos cuidamos’, dijo.
En cambio parecía más propenso a creer que el siniestro pudo originarse, tal vez, por algún resto de fuego de los que inicia para quemar cosas inservibles cerca del depósito. O por el efecto lupa del sol en algún material combustible (papel, madera, tela) a través de algún vidrio.

