San Juan.- El pintoresco edificio abandonado y en ruinas que amaneció en llamas este jueves, alguna vez fue emblema de la vitivinicultura local, pero terminó cayendo como consecuencia de los vaivenes de la economía.

Fue en 1950 cuando se inició la construcción de la distinguida bodega Saint Remy en San Juan. Su desarrolló demoró 2 años, recién en 1952 fue inaugurada con una capacidad de 3 millones de litros.

Para ese entonces, la marca ya era conocida en el país. Duc de Saint Remy había llegado a la Argentina en 1912 y las primeras botellas elaboradas en el país salieron a la venta a fines de 1941. En ese momento, la marca también había tenido un vínculo con la provincia, debido a que los vinos blancos utilizados para elaborar el champagne eran realizados en la bodega sanjuanina Gutiérrez y de la Fuente.

Fue en el año 1983, cuando el directorio de la compañía decidió trasladar la elaboración de champagne a la provincia (hasta ese entonces, desde aquí sólo se envía el vino base).

La bodega funcionó de ese modo durante años. Llegó a fraccionar hasta 2,4 millones de botellas al año, entre el espumante y su línea de vinos varietales. En 2006, ya en manos del último grupo que elaboró espumante en ese predio, que se inauguró la nueva cava.

Pero a partir de allí todo comenzó a complicarse. Para 2010, los dueños de la empresa promocionaban la producción a nivel nacional, con la intención de mejorar su situación económica. A la vez, pedían apoyo económico al Gobierno, para salir adelante, pero no lo tuvieron. Como consecuencia, el 30 de noviembre de ese año, la bodega cerró sus puertas para siempre.

En el edificio funcionó después de un restaurante y hasta se pensó en armar una especie de centro comercial en el lugar, pero todo quedó en la nada y el edificio terminó en completo abandono.