Un golpe en el rostro. Quince cortes y puntazos superficiales, la mayoría en el pecho y el abdomen. Otro cuchillazo más profundo en el rostro y tres que fueron letales en el cuello. El cadáver de Omar Alfredo Olivares dice mucho, y lo que revela es que no se trató de un simple homicidio. Al enfermero homosexual muerto el miércoles último en el barrio Frondizi, Capital, lo habrían torturado o sometido a una sangrienta sesión antes de matarlo. Nada se descarta, pero creen que el móvil mezcla el tema pasional y el robo.
Sobre esa hipótesis trabajaban anoche los policías de Homicidios, que tenían algunas pistas. El dato surgió por medio del amigo de Olivares, un mediagüino que vivía con él en esa casa de la manzana "H" del barrio Frondizi. Ese testigo contó a la policía que estuvo hasta las 15:30 del miércoles en la vivienda. Y cuando se fue, Olivares se quedó en compañía de un sujeto que llegó a visitarlo y que sería una especie de amante ocasional, señalaron en la policía. Ahora, tratan de establecer quién es esa persona.
Todo encaja, Olivares murió alrededor de las 16. En la policía suponen que tuvo sexo (estaba desnudo) con ese hombre y que, en esos momentos o después, el encuentro tomó un matiz perverso. Nada se descarta en la policía. El cadáver del enfermero lo demuestra. O la idea en principio era ir asustándolo e intimidarlo, o lastimarlo como parte de un juego sangriento del asesino. Esto último, porque la víctima casi no opuso resistencia.
Igual, la hipótesis que más sustento tiene es la primera, la de una posible tortura. Así lo evidencian las heridas contabilizadas en el cadáver del enfermero. Todas, posiblemente infringidas después de ser reducido, atado de pies y golpeado, porque también tenía un leve hematoma en el rostro.
Una alta fuente policial reveló que, de acuerdo a la autopsia practicada por la médica forense María Beatriz Vázquez, el cuerpo de Olivares presentaba en total 19 cuchillazos, y posiblemente utilizaron dos armas blancas.
Son cortes y puntazos. De esas heridas, 13 fueron en la zona del tórax y el abdomen, como si hubieran intentado hacerlo sufrir. En esa línea, se puede especular que él o los asesinos empezaron a herir a la víctima para obligarlo a entregar dinero o cosas de valor, o quizás para vengarse de algo, dijo un investigador. Se sospecha que esas lesiones fueron producidas en primer término. Habían también 2 cortes en la mano izquierda: una en la palma y otra en el dorso. Son las únicas señales que trató de defenderse de algunos de los cuchillazos, pero nada más. Y eso que el enfermero pesaba como 85 kilos, es decir que era corpulento para su 1,65 metro de altura, dijo una fuente del caso.
Supuestamente, después pasaron de la intimidación a algo mortal. Un indicio es el cuchillazo que ingresó a la altura de la mejilla izquierda, que ya fue profundo. Más aún, los otros tres que fueron directamente al costado izquierdo del cuello, explicaron fuentes policiales. Uno de esos puntazos seccionó el baso sanguíneo conocido como Yugular, que terminó por causarle la muerte, indicaron.
Lo demás ya se sabe. Olivares fue encontrado con su cuerpo bañado en sangre. La casa completamente revuelta, señal de que pudieron robarle. De hecho, la billetera, sin plata, pero con tarjetas y documentación del enfermero homosexual fue hallada en la calle por otra persona. Eso también refuerza la teoría de que el crimen tuvo un lado pasional por el supuesto encuentro sexual entre el enfermero homosexual y ese misterioso sujeto, y también el móvil el robo por la ausencia de algunas de sus pertenencias.
