Josefina Norte (79) no llora pero admite estar atravesando la peor de sus angustias. "Me llevaron los ahorros de mi vida", dice mientras a un costado suyo su hijo, Luis Ovalle (47), se agarra la cabeza. El hombre no puede creer que estando él y su esposa en el departamento, su madre sin decirle nada a nadie bajó y le entregó a un desconocido 5.000 dólares (unos $410.000 al cambio oficial de ayer o $790.000 al blue) y 10.000 pesos, luego de caer en un engaño telefónico de uno o más delincuentes que le hicieron creer que un sobrino estaba internado y necesitaba dinero urgente para recibir atención.
Eran las 15 pasadas del miércoles cuando sonó el teléfono fijo en el departamento, en el cuarto piso de un monoblock interno del complejo, ubicado en Ignacio de la Roza, metros al Este de Alem. Luis se acababa de acostar, su esposa Gabriela es docente universitaria y estaba en una clase virtual, y el hijo de la pareja jugaba en la computadora. Josefina se llevó el teléfono a la oreja y del otro lado una voz la perturbó. "El que me llamó me dijo que era Federico, un sobrino mío que yo quiero mucho. Me dijo que estaba con el doctor Ocampo, que estaba muy mal del hígado, de la vesícula, que le había dado un ataque y que lo estaban por operar", rememoró la anciana. Y siguió: "Le pregunté por la obra social y me dijo que le cubría sólo el 40 por ciento. Me dijo que entregara lo que tuviera, pesos, dólares, lo que sea. Yo dudaba pero me dijo que para más seguridad me iba a pasar con el doctor Ocampo, que estaban en la Clínica de la Ciudad en la calle Santa Fe. El doctor me habló y después me pasaron de nuevo con mi sobrino, yo tiritaba porque me pedía la plata llorando, me decía "tía, ayúdeme por favor", estaba desesperado. De tan sólo acordarme que pensaba que eso le estaba pasando a mi sobrino me pongo mal".
"Yo tiritaba porque decía que era mi sobrino y me pedía la plata llorando, como que estaba desesperado"
JOSEFINA NORTE – Víctima
A la anciana en todo momento le pedían que no cortara y que no le avisara a nadie sobre el problema. "Me decía: "Tía, no corte ni le vaya decir nada al primo porque se me va a enojar el papá". Mi hijo me dice que por qué no lo llamé, pero lo primero que me decían era que no le dijera a nadie", explicó Josefina. Fue ella la que le detalló a los estafadores cómo llegar a su edificio, "porque el doctor me preguntó, me consultó si son los edificios que están al lado de la EPET Nº4, le dije que sí y me explicó que iba a pasar un señor a buscar el dinero".
Con los auriculares puestos, de espaldas y metida de lleno en la clase, Gabriela nunca se dio cuenta del llamado que atendió su suegra. Pero sí la vio salir. "Ella tiene la movilidad reducida, no sale sola, se ha caído varias veces, incluso el martes a la noche se había golpeado. De repente la veo que viene embalada y saca la llave para salir. Me quito los auriculares y le digo: "¿A dónde va? Espere un poquito". Y me dice: "Ya vengo, voy a cumplir una promesa". Voy, le aviso a Luis y cuando llegamos abajo nos dijo que la dejáramos, que tenía que hacer algo sola. Yo creía que era que tenía que ver a un sacerdote, porque hace días que viene pidiendo ver a un sacerdote", sostuvo la nuera.
A los dólares nunca se los vieron, porque Josefina, como le pidieron, envolvió los fajos en una servilleta de papel y ocultó el paquete en la manga de su saco de lana. Y apenas abrió la puerta de la planta baja de la torre, un sujeto le recibió apresurado el dinero. "Casi no lo vi porque yo estaba detrás de la puerta, me los sacó y se fue", contó.
Aproximadamente media hora después, a eso de las 16, Josefina reveló todo a su hijo, que no podía creer lo que escuchaba. De inmediato llamaron al 911 y en minutos la zona se llenó de policías, pero nada pudieron hacer para dar con el "cobrador".
"De dónde sacan los datos yo no sé, tengo mucha bronca, hace 50 años venía ahorrando", dijo la víctima, y afirmó que el dinero era para pagar su "entierro". Su nuera aclaró que Josefina ahorraba "por si le pasaba algo" y "para la casa", pero de inmediato la anciana la interrumpió: "¿Qué voy a querer comprar? Yo no quería comprar nada, si yo lo único que quiero es un poco más de salud y poder salir".
La mujer dedicó su vida a la venta de cosméticos Avon y ahora cobra la jubilación mínima. También entregó los $10.000 que le quedaban de este mes, importantes para tratar sus problemas de salud, pues además de tener la movilidad reducida, es diabética e hipertensa.
"Mil veces le he explicado, que no atienda el teléfono, que no dé datos, en todos lados sale que hay tipos que se dedican a esto y me he cansado de decirle. Lo que más bronca me da es que pasó estando todos acá. Yo la baño, le limpio el c…, se le cae un caramelo a las dos de la mañana y me llama. ¿¡Y ahora no me avisa?!", se quejó su hijo, enfurecido.
En la Policía dijeron que se encuentran investigando el caso y brindaron recomendaciones para no caer en este tipo de engaños telefónicos (ver infografía). En promedio, por mes reciben unas 20 denuncias vinculadas a la modalidad cuento del tío.