"Tuvo un embarazo no deseado, no lo aceptaba, lo negaba. Para ella siempre el bebé fue un objeto extraño en su cuerpo, lo rechazaba, nunca estableció un vínculo afectivo con él". Esa descripción realizó un psicólogo que entrevistó a Irina Guadalupe Carrión (20, foto), a quien consideró como alguien que comprendió que había matado a su propio hijo en los últimos días de julio de 2016, para luego meterlo en un balde y arrojarlo al fondo de un vecino en calle Sarmiento, metros al Oeste de la "Esquina del Sauce", en Santa Lucía. Allí lo halló un vecino el 1 de agosto de ese año. Ese informe es una de las pruebas contra esa joven, que ayer empezó a ser juzgada por el juez José Atenágoras Vega (Sala II, Cámara Penal). Se abstuvo de dar su versión. Su defensor Ismael Hidalgo intentará probar que es inimputable.