Sergio Terrón, el fiscal que investiga el crimen de Camila Borda, la nena de 11 años que fue encontrada muerta en una casa en la localidad bonaerense de Junín, aseguró este lunes que José Carlos Varela (40), el único sospechoso detenido en la causa hasta el momento, abusó de la nena antes de matarla.

 

Según explicó Terrón, el presunto asesino sería de La Plata y haría “4 meses que vive en el barrio”.

 

“Tiene las lesiones típicas de defensa que la víctima podría haberle inferido, tenía sangre en las manos y numerosas lesiones que dan la visión preliminar de que la niña se habría defendido”, aseguró.

 

También confirmó que Varela no tenía antecedentes penales: “Más allá de algunos comentarios de los vecinos, nunca hubo una denuncia”.

 

 

El principal sospechoso tiene 3 cuentas en Facebook, donde entre sus fotos y contactos predominan chicas que son menores que él.

 

En uno de los perfiles se muestra en reiteradas oportunidades con una menor de edad. En las otras se muestra con un perro y tomando mate en sus fotos de perfil. Tras el hallazgo de Camila, recibió todo tipo de insultos y comentarios de rechazo.

 

El cuerpo de Camila fue encontrado ayer dentro de la bañadera del domicilio ubicado en Arias al 1500 en el barrio Ricardo Rojas. Allí Varela se desempeñaba como casero. El lugar queda en la misma cuadra donde está ubicada la casa de la familia de Camila.

 

 

Camila había salido de su casa en una bicicleta para comprar pan en un negocio vecino. Al notar que no regresaba, su madre se dirigió a la comisaría 1 de Junín y realizó una denuncia por averiguación de paradero.

 

Poco después, los agentes llegarían a la casa donde estaba Varela y encontrarían a la nena en la bañadera. Según explicaron fuentes de la investigación, “tenía una bolsa en la cabeza y un cable o soga en el cuello”.

 

Varela quedó detenido y fue trasladado a una localidad vecina, para evitar ser el centro de la furia de los vecinos. Según fuentes de la investigación no afirmó ni negó el hecho.

 

La bronca de los vecinos

 

 

 

El hallazgo del cadáver despertó la ira de familiares y vecinos. Quisieron primero atacar al detenido, pero como no pudieron terminaron lanzando piedras a los policías y quemando un patrullero.

 

Los agentes respondieron con balas de goma y gases lacrimógenos y la zona tuvo que ser acordonada por la Policía. Tres agentes resultaron heridos y 10 personas quedaron detenidas por los incidentes.