El exagente Sergio Rabaj, principal y único acusado de haber matado con torturas en la Seccional 6ta a un hombre con osteoporosis (sufrió fracturas letales) detenido por el abuso de una nena de 7 años, se contradijo diametralmente ayer con la versión inicial que dio en la investigación y no dudó en culpar a su anterior abogado, Fernando Bonomo. En el primer relato de los hechos tras el crimen de José Leónidas Cortez (54) ocurrido el 14 de diciembre de 2010, Rabaj se incriminó e involucró a otros policías por los supuestos apremios ilegales contra la víctima, pero ayer cambió a su favor aspectos claves de su versión y hasta insinuó que quizá otros presos pudieron ser los autores del crimen, luego de que él terminó el turno. Además introdujo un dato nuevo: dijo que él salió de la seccional hasta la Central de Policía por un lapso de casi una hora.

‘El (Bonomo) me dijo que declarara que yo lo había golpeado para que me sacara más pronto (…) no me dejó decir la verdad’, dijo Rabaj.

‘Es una mentira total. Yo le aconsejé que se abstuviera de declarar hasta conocer las pruebas, pero como no nos pusimos de acuerdo en la estrategia y él insistió en decir lo que él quiso, yo renuncié en esa única audiencia en la que lo asistí’, dijo ayer Bonomo.

¿Qué dijo Rabaj? Antes había declarado que le dio dos trompadas a la víctima, pero ante los jueces de la Sala III de la Cámara Penal, ayer aseguró que solo fueron dos cachetadas en el rostro porque se negaba a entrar al calabozo. También dijo que en esa circunstancia protagonizó un forcejeo con Cortez. Y negó haber sugerido al calabocero que lo relevaba, Carlos Godoy (también imputado), que anotara en un libro que Cortez se había autolesionado.

El otro punto crítico de su relato fue la anterior versión de haber escuchado decir al ahora exoficial Pablo Guevara que lo habían golpeado ‘muy mucho’ y ‘pisoteado el pecho’ a Cortez en el parrillero del parque municipal de Rawson donde lo sorprendieron con la nena. Y que incluso el mismo Guevara admitió ante uno de sus jefes que él también lo golpeó: ‘pero usted me conoce jefe, no fue para tanto’.

Por eso la defensa de Guevara pidió un careo entre ambos. Y ahí Rabaj se contradijo. A pesar de decir que mantenía esa versión, a renglón seguido afirmó: ‘tal vez interpreté mal’, los dichos de Guevara. Hoy, los testigos.