El organizador de fiestas electrónicas y otros eventos en boliches, Christian Diego Bohn (37), intentó instalar en el Juzgado Federal la versión que las 68 pastillas de éxtasis que encontraron en su casa de Rivadavia, eran para consumo personal con una doble finalidad: para ‘adelgazar’ y para ‘mantenerse’ despierto a causa de su actividad nocturna, dijeron fuentes judiciales.

En su indagatoria, el joven aseguró que consume esa droga desde hace 4 años. Que había comprado esas pastillas, 70 en total, por $3.500 en Mendoza. Y negó rotundamente que fueran para comercializarlas con las entradas que se vendían (‘es una locura’, dijo) para la última fiesta electrónica con bandas de varias partes del país prevista para el 7 diciembre pasado y que se suspendió a causa de su detención, ocurrida el 4 de diciembre, indicaron.

También deslizó que la denuncia anónima en su contra pudo ser obra de la competencia. Y dio a entender que no tiene necesidad de llegar a ese extremo, pues en el último evento se quedaría con el 25% de las ganancias y refirió que en otros eventos que organizó llegó a tener hasta 70 empleados a su cargo.

Con esta versión, Bohn busca atenuar su responsabilidad penal o desligarse directamente, ya que no es lo mismo ser considerado autor del delito de comercio de estupefacientes (con penas de entre 4 y 15 años) que tener la droga para su propio consumo, pues así el juez se vería obligado a sobreseerlo, precisaron.

Bohn había sido detenido por policías de la Agencia Federal Regional Cuyo de la Policía Federal, el pasado 4 de diciembre. Entonces los policías mencionaron que habían incautado alrededor de 100 pastillas (en realidad fueron menos) de éxtasis de máxima pureza. Y apuntaron al RRPP como un activo comercializador de la droga.