Prisión domiciliaria. El albañil con discapacidad pudo volver a su casa. Una junta médica deberá informar ahora si puede cumplir su castigo en la cárcel.

Un albañil de 43 años con discapacidad a causa de un accidente laboral, recibió ayer la pena más dura que se conoce en la provincia en los últimos tiempos: 22 años de cárcel. Se la aplicó el juez Raúl José Iglesias (Sala I, Cámara Penal) por los graves ultrajes sexuales, las violaciones y la corrupción sexual de sus dos hijas cuando eran pequeñas. Y también por amenazar de muerte y con quemarle la casa a su mujer si lo denunciaba por esos abusos, tan desmedidos que cuando vejaba a una de las niñas no le importaba que la otra viera, dijeron fuentes judiciales.

El castigo fue apenas 2 años menor al que había pedido el fiscal de Cámara, Gustavo Manini. La asesora de la Niñez Patricia Sirera, había compartido el alegato fiscal y pidió también asistencia y contención para las niñas, informaron. El defensor oficial Marcelo Salinas, solicitó la absolución luego de cuestionar el relato de las víctimas y el resto de la prueba.

El accidente, clave

La cara de la suerte empezó a darse vuelta el 10 de agosto de 2015, cuando el jefe de la casa sufrió un accidente laboral tremendo: se le cayó una pared encima y su columna quedó tan dañada, que a pesar de múltiples operaciones no recuperó su movilidad del todo: pudo caminar pero solo con muletas. Entonces su esposa empezó a enfrentarlo cuando la insultaba y una vez hasta lo golpeó y lo corrió de la casa.

La mujer también había notado, para ese momento, cambios en sus hijas, que en aquel año tenían 17 y 13 años: ya no saludaban con un beso por las noches a su padre antes de dormir, y cuando este sujeto quiso reprender a una de ellas por despedirse de un compañero de escuela, la chica lo apartó con un brusco: ‘qué hacés violín‘.

‘¿Por qué le dijiste así a tu padre’, preguntó la mujer. ‘Por nada, ya pasó’, dijo la chica llorando. Pero como la espina le quedó clavada, interrogó también a su hija menor y esta le contó que ambas eran víctimas de los abusos de su padre, cuando ella no estaba.

Tras la denuncia, en octubre de 2015, los detalles más escabrosos se conocieron en Cámara Gesell. Ahí se supo que la mayor empezó a ser abusada entre los 7 y 8 años y su hermana cuando tenía 12. Los abusos consistían en manoseos y otras prácticas que incluyeron la violación, siempre bajo amenazas de muerte y con el empleo de un cuchillo.

El condenado, no identificado para preservar a sus hijas, siempre negó todo. Ahora, podrá pedir que revisen el fallo.
 

¿También abusó de dos sobrinas?

Durante la entrevistas de las hijas del albañil en Cámara Gesell, ambas mencionaron que sus primas, también menores por entonces, pudieron ser víctimas de su papá. Es más una de ellas, aseguró que lo vio bañarse desnudo con una de esas chicas que tenía 15 años. El albañil podría ser investigado ahora si esas chicas ya son mayores y lo denuncian. Si son menores y sus padres no hacen nada, podría actuar el Ministerio Público.