El frustrado plan para matar a un jornalero de San Martín a causa de los “celos enfermizos” de su ex, cerró ayer con una sentencia para cuatro de sus cinco partícipes. Los mentores de esa maniobra, Ana Vanesa Roldán (34) y su pareja, Andrés Tomás Ocampo (36), recibieron 18 años de cárcel. Y dos de los tres sujetos (no se sabe aún quién fue el tercero) que buscaron para ejecutar a Claudio Fabián Picón (30) recibieron penas distintas: el autor del disparo, el mecánico Ricardo Ariel Galleguillo (48) recibió 20 años de cárcel. Y a su hijo Matías Exequiel (22), los jueces Juan Carlos Caballero Vidal (h), Raúl José Iglesias y Silvia Peña Sansó de Ruiz (Sala I, Cámara Penal) le dieron 17 años de castigo.
El tribunal creyó probado que Galleguillo padre fue autor del delito de tentativa de homicidio con dos agravantes: la premeditación de dos o más personas y ser conocedor de la relación de convivencia previa entre Roldán y Picón (vivieron juntos al menos tres años), más el agravante del uso de un arma de fuego. A Roldán y Ocampo los consideraron partícipes principales del mismo delito y a Galleguillo hijo lo creyeron coautor de la misma maniobra, sin el agravante de haber conocido que la acusada y la víctima habían sido pareja.
La semana pasada, en los alegatos, el fiscal Gustavo Manini había pedido 22 años de reclusión para el mayor de los Galleguillo y 18 años para el resto de los imputados.
De milagro
Picón fue atacado sobre las 2 del 5 de octubre de 2015 en calle Laprida, entre Mitre y San Juan, cerca de la casa de Roldán. Allí había llegado porque ella quedó de ir a verlo en su casa para hablar de la relación, pero cuando los “sicarios” supieron que en el domicilio de los Picón había niños, ella lo citó a su domicilio y allá fue Picón en moto. Cuando no la encontró, quiso volver a su casa y a los metros se topó con el auto de Ocampo.
En ese vehículo iban la pareja acusada, los Galleguillo, el otro cómplice y alguien que no estaba en los planes, Valeria Agüero, una amiga que Roldán invitó a bailar esa noche para luego tener una coartada y sin embargo quedó en el vehículo y vio todo.
Esa joven fue clave para involucrar al mayor de los Galleguillo como autor de dos disparos: uno cuando Picón cruzaba en moto. Y otro cuando el joven se volvió y recibió otro en el abdomen que lo dejó al borde de morir. Esa noche saltó un canal, se escondió en unos olivos, avisó a su familia y eso lo salvó; igual perdió el riñón derecho, el baso, la vesícula, el apéndice y aún lleva entre las vértebras la bala calibre 32 que casi lo liquidó.
Los defensores de los acusados habían pedido absoluciones o atenuar los castigos, pero sus planteos no prosperaron. Ahora podrán pedir a la Corte que revise el fallo.