Un asalto a la casa de un gendarme retirado en el barrio Centinela I, en Rawson, terminó el miércoles en la noche en un violento tiroteo entre los delincuentes y un vecino (policía) que había sido alertado por la hija de la víctima: la chica avisó cuando vio a los sujetos meterse a su casa. Los delincuentes huyeron con 380 pesos, un celular, cadenas de oro y otras joyas, pero dejaron abandonada la moto Honda 105cc. en la que llegaron, una pista que llevó a los policías de la comisaría 25ta. a identificarlos, aunque ayer seguían prófugos tras múltiples allanamientos, dijeron fuentes policiales.


No era broma

Eran las 20.30 del miércoles. Oscar Omar Ochi (64) veía televisión en la cocina de su casa en la calle Ricardo Colombo, cuando sintió que le apoyaban un revólver en la cabeza con una amenaza exigente. Pensó que era una broma de un amigo o un compañero, pero cuando miró con atención cayó en la cuenta: no era broma. Pronto pasó a estar dominado por ese sujeto que le decía que lo habían batido, que sabían que era gendarme, que les diera su arma, la plata, las joyas. Que se quedara quieto porque estaban jugados. Impotente, se limitó a seguir instrucciones mientras el mismo sujeto de anteojos lo controlaba con un revólver y otro cómplice (con un casco y armado con una pistola), revolvía todo en su dormitorio y en el de su hija.

Fue una situación muy dramática. Oscar contó ayer que rogaba que en ese momento no entrara su esposa docente (afectada al censo) o su hija de 16 años, a quien había mandado a comprar cigarrillos a un kiosco cercano y sin querer salió sin cerrar la puerta de rejas del ingreso a la casa.

Pero la misma jovencita resultó clave para la intervención del policía, porque cuando volvía del comercio vio a los sujetos bajarse de una moto que no era la de su hermano (oficial de policía) y entrar a su casa luego de cerrar la puerta de la cocina bruscamente. Arriesgándose, traspasó la puerta de rejas, se asomó por la ventana y ahí sus presentimientos de que algo no estaba bien se confirmaron. La adolescente dijo ayer que resolvió acudir a una amiga cuando vio a su padre en un dormitorio en una actitud extraña.

"Ahí llamé a la policía y no me contestaron. Entonces le avisé a nuestro vecino policía", dijo la jovencita.

La entrada en escena de ese policía, el cabo Juan Tejada (comisaría 17ma.) complicaría los planes de los ladrones de manera muy peligrosa. El efectivo observó por la ventana todo revuelto y a Ochi en problemas. Lo llamó, Ochi le contestó, los ladrones se enfurecieron con el dueño de casa y enseguida armaron un plan para hacer ingresar al policía, pero Tejada no quiso e insistió a su vez en que llamaran a Ochi para verlo.

Fue ahí que el delincuente sacó su arma, lanzó un disparo y varios más (al menos cinco) que impactaron en la pared de la casa de Ochi y hasta en un auto de un vecino como a 100 metros, mientras el policía repelía el ataque con otros disparos apenas oculto detrás de la pared del garaje de Ochi. Con los primeros tiros, el ladrón que encañonaba a Ochi asomó a la puerta, y ahí el gendarme lo empujó y cerró la puerta de la cocina.

Al final, los ladrones huyeron a pie, sin la moto Honda 105cc., que resultó ser de una joven que luego llegó a la seccional 25ta. con otra mujer a denunciar que se la habían robado. Ambas fueron demoradas para demoradas para atestiguar sobre el hecho y detenidas luego por pedidos de captura en su contra.

"Gracias a Dios que no entró mi señora ni mi hija y que cuando se tiroteaban no se atravesó nadie en la calle. Estoy muy agradecido a mi vecino por la actitud que tuvo… Esta fue la primera vez que me pasa algo así y espero que sea la última", dijo ayer Ochi, aún conmovido.