DRAMÁTICO. Así fue el rescate del endurista Osvaldo Martínez. La foto de abajo se la tomó antes de sufrir la caída. "Es un deporte individual que no se puede practicar solo", dijo, y agradeció a sus compañeros.

 

Siete kilómetros al Oeste del puesto de Nique, montaña arriba, en una zona inhóspita de Sarmiento. Cuatro de la tarde. El endurista Osvaldo Martínez tiene 47 años y más de 20 de experiencia arriba de las motos, pero difícilmente olvidará lo que pasó en ese lugar y esa hora del pasado domingo. Probablemente lo recordará con cierta angustia, porque estuvo cerca de morir. Pero quizás también con un tanto de orgullo, porque soportó diez horas inmovilizado sobre una tabla, superando un dolor insoportable que lo hacía ver estrellas. Todo, tras sufrir una caída en su Honda CRF 450 cc que movilizó un dramático rescate que empezó en la siesta y culminó de madrugada. "Fue muy traumático, no podía moverme", dice horas después de recibir el alta, desde su casa de Rivadavia. Lo que más lo aqueja son las dos costillas que tiene quebradas. Pero dentro de todo está bien. "Tengo que tener cuidado, estar quietito básicamente", apunta.

¿Cómo fue el accidente? "Salimos a endurear con diez amigos, entre ellos los hermanos Massut de Los Berros. La vuelta era grande. Habíamos hecho como 160 kilómetros por senderos y lugares muy bonitos, incluso cruzamos para Mendoza. Me accidenté tipo 16, cuando estábamos volviendo, bajando desde los cerros. Fue cuando trataba de subir un bordo bajo, de metro y medio más o menos. Una piedra me pegó en la moto, perdí estabilidad y me caí de espaldas al piso", recordó. En ese momento no iba a más de 5 kilómetros por hora, pero tuvo tanta mala suerte que se golpeó contra la punta de una piedra y de inmediato el dolor no lo dejó moverse más. Quedó ahí, quieto, con dos costillas rotas y con el temor de haberse perforado un pulmón o de sufrir hemorragias internas. Sus compañeros se acercaron para auxiliarlo y advirtieron que estaban ante una situación grave, porque Martínez evidentemente no podía seguir y porque además requería atención médica lo más urgente posible. Fueron los hermanos Massut los que tomaron la posta. El resto del grupo se quedó con el herido y ellos dispararon a pedir ayuda. Fue así que, cuando lograron tener señal, dieron aviso al 911, y además pegaron la vuelta con un rescatista de Pedernal con experiencia en la alta montaña. Los tres regresaron en cuatriciclo y con provisiones, como una tabla rígida de traslado y un cuello ortopédico. Pero las distancias son largas y el camino no es fácil, tan así que tuvieron que abandonar el vehículo y llegaron a pie y de noche al lugar donde los otros los esperaban con ansias pero también con cierta angustia, porque durante la tarde habían visto pasar al helicóptero de la provincia, que de nada sirvió porque no pudo aterrizar debido a que no había lugares planos para poder hacerlo. Sin chances por aire, no quedaba otra que poner todo el esfuerzo por tierra. "Me subieron a la tabla, entre 6 me agarraron y avanzábamos casi sin ver, a los tropezones. Yo iba inmovilizado. Mientras bajábamos un baqueano con 6 personas del grupo GERAS ya iban subiendo. Nos juntamos cerca de las 23 con ellos y se hicieron cargo inmediatamente. Seguimos bajando la pendiente hasta que llegamos a donde estaba el cuatricicilo", contó. Recién ahí tuvo una cuota de alivio, porque le inyectaron un analgésico y con eso lograron sentarlo en la parte de atrás del cuatri, para seguir con la gesta. "Seguimos bajando a paso de hombre, todos juntos. Recorrimos como 5 kilómetros hasta que llegamos a la ambulancia, donde me pusieron una vía con más calmantes". Eso fue cerca de la 1. De ahí pasaron por la salita de Los Berros y luego al Hospital Rawson. Estudios más complejos confirmaron que lo que más temían no había ocurrido. "Tenía miedo a un neumotórax. Uno de los enduristas preparó todo por si tenía que perforarme para tirar el aire afuera. La verdad la pasé mal. El dolor no me dejaba pensar. Tuve un par de crisis grandes, hasta me bajó la presión". Pero, ¿se volvería a subir a una moto? "Obvio, qué pregunta es esa", cerró, entre risas.