La jueza Graciela Del Pie (Sala III, Cámara Penal) condenó ayer a 10 años de cárcel al albañil Roberto Figueroa (59), luego de aceptar el juicio abreviado en el que el ahora condenado confesó haber abusado de dos nenas que iban a su casa y pasaban la noche con sus pequeñas sobrinas en reuniones conocidas como pijamadas, dijeron fuentes judiciales. Ambas nenas tenían 10 años cuando fueron manoseadas por el condenado en una ocasión, aunque una de ellas había sido atacada sexualmente en una ocasión anterior, cuando tenía 7 u 8 años.
El caso fue denunciado por una de las madres al día siguiente de haber ocurrido, el 28 de marzo de 2015 cuando su hija le contó lo que había sufrido en casa de ese sujeto al que le decían ‘tío’. La otra mamá supo del hecho pocos días después, al mes siguiente, cuando fue a un almacén y se comentaba lo que había pasado en la casa de Figueroa. Entonces interrogó a su hija y la niña le confirmó que ella también había manoseada.
Las pericias psicológicas practicadas al albañil fue una de las pruebas que lo complicó
Figueroa siempre negó haber cometido los hechos que le atribuían. Es más, intentó culpar a una de las mamás.
Sin embargo el resultado de las pericias psicológicas en las nenas fueron contundentes, al punto de que su relato fue evaluado como creíble por las psicólogas, quienes detectaron en sus dichos las huellas del daño psíquico que dejan las situaciones de abuso.
El informe psicológico de Figueroa tampoco lo favoreció, pues se detectaron en su personalidad rasgos de inmadurez sexual considerados propios de un abusador, indicaron los voceros.
Toda esta evidencia complicó al acusado, que al llegar a juicio decidió acordar un juicio abreviado en el que aceptaba cumplir la pena que le impusieron ayer por el delito de abuso sexual agravado porque estaba a cargo del cuidado de las menores.