La punta del ovillo fueron los gritos desesperados de la clienta de una verdulería, que mientras esperaba en la vereda ser atendida vio pasar a un nene flotando por el canal. A partir de allí se comenzó a desentrañar lo que sería una doble desgracia, porque ese chiquito no tuvo chances de seguir vivo y porque aproximadamente media hora después, cuando todos se preguntaban qué podría haberle pasado, fue hallada aguas arriba su abuela, también ahogada por la corriente.
Las víctimas se llamaban Jacinta Reinoso (60) y Taylor Facundo Páez (5). En la Policía están convencidos que detrás de la tragedia no hay nada extraño y que simplemente se trató de un accidente. Una alta fuente policial afirmó que las víctimas se habían metido al canal para refrescarse luego de una mañana de compras en el centro de Albardón. La hipótesis es que cuando regresaban a la casa de la mujer, en la Villa Villicum, decidieron parar para bañarse en el canal. Eso fue en el costado Oeste de la Ruta 40, a la altura del callejón Montenegro, casi frente al cementerio. En ese lugar fue hallada estacionada la moto Corven Mirage 110cc de Reinoso junto a bolsas de compras, algunas prendas y las ojotas del pequeño Taylor. El rodado tenía la llave colocada y a un costado además había una billetera con dinero. Todo indica que era un chapuzón y listo. A esa peligrosa y prohibida aventura, según declaró un hijo de la señora, ya la habían practicado antes, pero esta vez todo terminó de la peor manera.
¿Que pasó? Los investigadores suponen que fue el nene el que tuvo problemas para hacer pie y que posiblemente la mujer intentó ayudarlo y también entró en problemas. El cauce tiene aproximadamente metro y medio de ancho por uno de alto, pero cerca de donde ingresaron hay un remanso donde el conducto es más profundo, indicaron los pesquisas. Lo cierto es que la corriente arrastró los cuerpos casi 1 kilómetro. Taylor fue divisado pasado el mediodía, cuando flotaba en el tramo que corre a un costado de la calle Arenales, metros antes de Ocampo. Lo sacó un empleado de una verdulería (ver aparte) y un patrullero lo trasladó al hospital local, pero no hubo caso. Y cuando todos vacilaban con la idea de que podría estar con alguien, los mismos vecinos encontraron a la abuela, atascada en una compuerta en la esquina de Arenales y Laprida, frente a la planta potabilizadora de OSSE, unos 200 metros antes de donde había sido rescatado su nieto. A Reinoso se le veía la cabeza y los hombros, y el resto del cuerpo estaba del otro lado de la compuerta. Tenía un corte en la frente, al parecer, producto de un golpe en el propio arrastre o del impacto contra la pieza metálica. Los bomberos utilizaron cuerdas para atar el cadáver a un árbol, dieron la orden a Hidráulica para cortar el paso de agua y de esa manera pudieron extraer el cuerpo, además de facilitar la tarea a los peritos de Criminalística. Los cadáveres fueron enviados a la Morgue Judicial, donde ayer les practicaban las correspondientes autopsias para luego entregarlos a la familia.
Eran varios los curiosos que seguían de cerca el trabajo policial cuando a todos, alrededor de las 14, se les estrujó el alma al ver llegar a los familiares de las víctimas, que corriendo y a los gritos consiguieron atravesar el cordón de seguridad para corroborar sus peores sospechas. Y cuando lo hicieron, sin tener nada a su alcance para cambiar el destino, se alejaron de a poco, abrazados y llorando, como queriendo creer que era sólo una pesadilla.
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El dramático rescate del nene fallecido
"Una señora que se bajó a comprar vio que pasaba el nene por el canal. Iba flotando, boquita abajo. Ahí nos vino a decir a nosotros y yo ni la pensé, salí corriendo y me tiré al agua", contó Sebastián Rodríguez (19), empleado de la verdulería "Punto de Encuentro". El cauce pasa por la puerta del local y el chico, sin dudarlo, se arrojó al canal, sacó al pequeño Taylor y lo recostó a un costado, sobre el pasto. "El agua no estaba muy alta. Lo saqué y le empecé a hacer RCP. Otra señora le hacía respiración boca a boca, pero no había caso", agregó. El nene estaba sin remera y vestía solamente un pantalón corto. "El niño no hacía nada, no lloraba, no respiraba, nada… lo único que hizo fue tirar un poco de agua por la boca, pero nada más. Después vino una camioneta de la Policía y se lo llevó. Yo pensé que se iba a salvar, pero después nos avisaron que había muerto. Una lástima, tenía una vida por delante", concluyó.