Para las Hermanas Salesias de la Capilla San Clemente, en Capital, no hay un solo día que sea igual al anterior. La rutina de las religiosas comienza a las 8 cuando buscan varios kilos de pan, facturas y tortitas que les dona una panadería de Rioja y Brasil. Media hora después, las monjas lo reparten en la capilla a unos 15 indigentes que las visitan diariamente. Luego se organizan entre varias para salir a repartir la ropa y otras donaciones que reciben. O simplemente, para ir a predicar la palabra de Dios a distintas zonas conflictivas de distintos departamentos. ‘Vivimos de la caridad y lo que nos donan lo repartimos en zonas donde más lo necesitan’, comentó la Hermana Rosana Lépez. Pero desde el último sábado, las Hermanas se quedaron sin poder seguir cumpliendo con su misión de ayudar al prójimo debido a un dañino robo: cuando participaban de una misa en la iglesia de la Inmaculada Concepción, alguien violentó una de las cerraduras y robó su Fiat Duna, el cual usaban para buscar donaciones e ir a los departamentos, precisó la Hermana Rosana.
La religiosa explicó que desde 1999 tienen ese Duna blanco que el Arzobispado les prestó para que pudieran movilizarse. ‘El auto estaba en óptimas condiciones y para nosotras es una pérdida muy grande porque lo usábamos para ir a ayudar a gente en Villa Krause (Rawson), Las Casuarinas (25 de Mayo), Los Berros (Sarmiento), el Lote Hogar 27 o la Villa San José (ambos en Pocito)’, comentó la Hermana.
El sábado a las 20, las Hermanas Rosana, Carola y una tercera fueron en el auto a participar de una misa que daba un sacerdote nuevo en la Inmaculada Concepción. Las Hermanas estacionaron el rodado en el costado Oeste de avenida Rioja, a metros de Juan Jufré y a una cuadra y media de la Seccional 2da. Después de la misa las tres se quedaron en un ágape y a las 23 regresaron a su vehículo, pero ya había desaparecido. ‘Quien lo robó se va a dar cuenta que el auto es de religiosas porque tenía el carnet de la Hermana Carola, un Nuevo Testamento en la guantera y una campana en el baúl que usábamos en los lugares que visitábamos. Ojalá aparezca porque sin él no podemos seguir cumpliendo nuestra misión’, dijo Lépez.

