’Esa noche a Rosa la vi nerviosa, con la ropa con tierra (…) y cuando le pregunté qué le había pasado me dijo me la mandé, me la mandé (…) la maté a Cristina (…) le clavé un cuchillo’. Esos dichos de Claudia Lorena Díaz Palacios (ratificados ayer en la Sala I de la Cámara Penal) complicaron aún más a su cuñada Rosa Videla y a su concuñada Noelia Corvalán, a quien situó también en esa ‘nerviosa’ escena de la noche del sábado 7 de julio de 2012, instantes después de que Cristina Olivares fuera asesinada de unos 160 cuchillazos y abandonada en callejón Picón, metros al Sur del cruce con calle 7, en Pocito. Ayer también declaró, entre otros, Antonio Videla, quien negó haber lavado sangre en la camioneta de su hermana Rosa pese a que en la investigación reconoció que sí lo hizo. Otra novedad del debate fue el anuncio de las partes de no escuchar a 13 testigos. Y que personal de la Dirección de la Niñez cuide al bebé de Noelia Corvalán durante el juicio, tal como lo pidió la asesora de Menores Patricia Sirera para preservar a la criatura de la ‘violencia institucional’.