“Soy inocente”, dijo ayer públicamente Pamela Carrizo, detenida igual que su hermano y dos supuestos amantes, por el crimen de su marido en un supuesto robo. Sin embargo las pruebas complican seriamente a la mujer y por lo menos a uno de sus presuntos amantes, Luis Brizuela, dijeron fuentes policiales. Los primeros análisis de los teléfonos secuestrados por policías de la seccional 17ma por orden del juez Pablo Flores, jaquean la contradictoria versión del homicidio de su esposo Jorge Moreno, ocurrido el domingo en la madrugada en su casa de Benavídez y Catamarca, Chimbas. Entre las pruebas en su contra, también figura el testimonio de algunos vecinos que niegan haber escuchado pedidos de auxilio tras el disparo en el pecho que dejó herido de muerte al joven.
Es más, una tía de la víctima aseguró a Radio Sarmiento, que en realidad la joven no llamó primero a la ambulancia sino a sus parientes. “Ellos la ayudaron a tapar todo lo que habían hecho. Los médicos no pudieron hacer nada. Se encontraron con un hombre desangrado. Jorgito había dejado toda su sangre en el sillón de su casa”, dijo.
Esa demora en llamar al servicio médico fue cuantificada por los pesquisas en unos 15 minutos.
“Es una caradura, no tiene perdón de Dios”, enfatizó la tía de Moreno, además de remarcar el descuido al que la detenida sometía a sus hijos.
Ahora, todo indica que el juez esperará a contar con el resultado de las pruebas para indagar a los sospechosos. A priori, Carrizo y Brizuela serían los más complicados, dijeron. Carlos García, otro supuesto amante de la mujer, podría recuperar su libertad por falta de pruebas. También sería liberado el hermano de la detenida, a quien se acusa de encubrimiento.

