Marcelo Ismael Gallardo Soto, un fanático de San La Muerte, empezó ayer a transitar otra situación complicada en su vida de sospechoso: llegó a Tribunales como el supuesto homicida del ex boxeador Guillermo Romero (36 años) atacado de un certero disparo el 6 de febrero pasado en su casa de Santa Lucía, y fallecido a causa de las heridas de esa bala el 20 del mismo mes. Gallardo Soto negó su vinculación a ese homicidio ante el juez de Instrucción José Atenágoras Vega (secretaría de Gladys Capdevila), con el argumento de que ese día trabajaba en Guaymallén, Mendoza, dijeron fuentes judiciales.
Ahora, el juez corroborará si es o no cierto lo que dijo y a la vez avanzará en otra prueba clave para la suerte de ese sujeto: lo someterá a una rueda de reconocimiento de personas. Ese paso es fundamental porque algunos testigos habían reconocido en fotos a Gallardo Soto como el atacante de Romero.
Gallardo Soto cayó el 28 de marzo pasado en el barrio Enoé Bravo, Santa Lucía, luego de un tiroteo con policías locales. Entonces empezó a circular la versión de que en Salta estaba ligado a dos crímenes y también al homicidio de Ezequiel Colque (14 años) luego de un tiroteo de un auto a otro, en Mendoza. Ese hecho ocurrió el 20 de marzo pasado en el barrio Lihué, Guaymallén, en un supuesto ajuste entre bandas.
Gallardo Soto sobrevivió de milagro a la represalia por ese crimen. Días después, un rival del otro bando lo encontró en el mismo barrio y le dio un tiro de frente en el rostro, pero la bala sólo lo dejó sin su ojo derecho. Aquella vez quedó detenido con guardia policial, pero se supone que entonces su concubina Romina Ochoa le dio algo de beber al policía que lo vigilaba, lo durmió y escapó con su pareja.
Gallardo Soto cayó otra vez el pasado 12 de marzo en Las Heras, y otra vez volvió a escapar de la comisaría 25, esa vez supuestamente con ayuda de su concubina y su padre.

