Claudio Javier Gil (43) intentaría hoy una de sus últimas maniobras para buscar atenuar el resultado de un caso en el que está muy complicado: el que lo tiene como supuesto autor del crimen del chef Carlos Echegaray (47) ocurrido entre el 6 y el 7 de enero de 2014 en Capital. Ayer trascendió que el sospechoso no estaría conforme con la actuación del defensor oficial Carlos Reiloba y por eso le pediría al tribunal de la Sala I de la Cámara Penal, antes de comenzar los alegatos, cambiar a ese letrado por otro, también provisto por el Estado, dijeron fuentes judiciales.
De confirmarse el planteo, en Tribunales suponen que es una maniobra para dilatar el proceso. También creen que el eventual pedido no tendría eco favorable ante los jueces Raúl José Iglesias, Silvia Peña Sansó y Juan Carlos Caballero Vidal (h).
La vinculación de Gil con el crimen del chef había resultado de las escuchas telefónicas ordenadas por el exjuez de Instrucción Maximiliano Blejman. La aparición del nombre de Gil en la escena de la investigación pareció hacer encajar todas las piezas, pues ese sujeto ya tenía una condena de 12 años de cárcel en La Rioja, también por matar a un homosexual.
El allanamiento en casa de la madre de Gil y la recolección de otras pruebas no hicieron más que reforzar esas sospechas, ya que en su poder tenía anillos, una pulsera, un cuchillo y otras cosas que le pertenecían al chef. Pero la evidencia más comprometedora fue el secuestro de un teléfono celular de la víctima y el testimonio de un consuegro de Gil, de que ese aparato se lo había comprado al sospechoso.
Las intervenciones telefónicas en el aparato de Gil terminaron por complicarlo por partida doble, pues revelaron que también había mantenido contactos con Jorge Espínola (85) asesinado a cuchillazos en marzo de aquel año. Por ese crimen, será enjuiciado a partir del 2 de mayo.

