Cuando Claudio Britos (25) llegó a su casa, lo primero que hizo fue preguntarle a su mujer si ella tenía su teléfono. La joven le respondió que no y a partir de ese momento no hubo forma de sacarle de la cabeza ni evitar que regresara hasta un kiosco donde aún estaba su amigo, el “Porteño”, y otros cuatro sujetos, a quienes apuntaba como los ladrones de su aparato. Sin embargo ese reclamo, le costaría la vida a Britos, porque instantes después, y luego de una discusión, uno de esos sujetos le disparó al menos 5 veces y uno de los tiros se le metió por el costado izquierdo del pecho y fue su fin. Sobre las 5,30 de ayer, quedó tirado en el fondo de una casa vecina.
Era jornalero y le decían “Pelado” o “Tucumano” a Britos, porque era oriundo de esa provincia. Según los parientes de su señora, había llegado a trabajar a San Juan unos 6 años atrás, y hacía 4 que convivía con Belén Castro, madre de sus dos hijos (ella tenía otros dos de una anterior relación).
Alrededor de un mes atrás, Britos y su familia se mudaron del Loteo Santa Ana, donde vivían, a la casa 18 de la Manzana 48 del barrio Valle Grande en calle 5 y Chacabuco, en Rawson.
Según voceros familiares y policiales, allí Britos y su amigo estuvieron bebiendo hasta que alrededor de las 4,30 salieron a comprar más cerveza en un kiosco de la misma manzana. Y fue allí que se juntaron y compartieron algunos tragos con esos cuatro sujetos que, al parecer, habitan en otro sector de ese enorme barrio de 1.000 viviendas.
Sobre las 5,30, Britos volvió solo a su casa y allí notó que le faltaba el teléfono. Y salió a buscar a los desconocidos, con el convencimiento de que le habían robado el teléfono, que no apareció. Algunos vecinos dijeron que Britos portaba un cuchillo y esa arma apareció al lado del cadáver. También dijeron que los agresores lo patearon en el piso y le dieron otro disparo, pero voceros del caso aseguraron que el disparo fue uno solo y que, a simple vista, no se notaban marcas de otras lesiones. En la Policía, confían en resolver el caso.