Que hubo una discusión y posteriormente una pelea tremenda, en atención al desorden y a las manchas de sangre por todos lados. Que el ataque de la mujer hacia el hombre fue violento, al punto de que le causó más de 100 cortes, la mayoría superficiales, y una puñalada en el muslo izquierdo que le afectó la arteria femoral y le causó la muerte. Que luego ella huyó, perdiendo en el camino el cuchillo homicida. Que anduvo por el centro y que unas 17 horas después fue detenida, con señales de que estaba bajo el efecto de drogas. Ese es el resumen de los investigadores respecto al crimen del jubilado Juan Bubica (68), encontrado asesinado minutos antes de las 23 del jueves en el departamento donde vivía solo, en el primer piso de un consorcio en Saturnino Sarasa entre Abraham Tapia y Lavalle, Capital. La principal sospechosa es una mujer que ejerce la prostitución, detenida alrededor de las 15 de ayer en la Plaza Monseñor Italo Severino Di Stéfano, detrás de la Terminal de Ómnibus.
Según fuentes judiciales, las zapatillas de la presunta homicida tenían sangre y presentaba un corte en una mano. Además, su vestimenta y fisonomía coincidían con la descripción de una vecina que vio salir a una mujer del consorcio minutos después de que se escucharan gritos y ruidos extraños.
La hipótesis de los pesquisas, dirigidos por el fiscal coordinador de la UFI Delitos Especiales Iván Grassi, es que el crimen ocurrió esa noche entre las 21 y las 22. Si bien testigos aseguraron haber visto antes a la sospechosa en el consorcio, la teoría es que Bubica era un cliente más y que no tenían una relación sentimental.
Los voceros dijeron que el jueves la víctima y la prostituta se juntaron temprano, presuntamente por la tarde o antes, y que salieron a algún sitio que se investiga. Luego volvieron y por la noche fue la pelea. En la Justicia no descartan como móvil el robo, pero la presunción principal es que algo enojó a alguno de los protagonistas y que la mujer tuvo una especie de brote, muy posiblemente por el efecto de drogas y alcohol. De acuerdo a los investigadores, la lucha comenzó en la habitación y terminó en el comedor, donde Bubica fue encontrado con más de 100 cortes en la parte frontal del cuerpo, del pecho para abajo. Todo indica que después la prostituta juntó las cortinas, cerró la puerta con llave y bajó por las escaleras. Y, como el portón de calle estaba cerrado, trepó las verjas de hierro y saltó a la vereda, perdiendo en ese momento, además de unos lentes y un labial, un cuchillo tipo tramontina y una maquinita de afeitar, presuntamente utilizados en el ataque.
Esa escena fue vista desde una ventana por la vecina de la planta baja, que fue quien llamó al 911. Para ese momento la homicida, según los registros de las cámaras, ya había huido en dirección a Abraham Tapia. Luego, entre esa noche y el día de ayer, tomó al menos dos colectivos. No se sabe si como parte de un plan distractivo o por la propia psicosis. Lo concreto es que anduvo por el centro y que a la siesta cayó cuando se encontraba visiblemente drogada. Según fuentes judiciales, tendría antecedes por robo.