Dos empleados con quemaduras graves, rotura de vidrios y daños edilicios en una escuela y varios inmuebles a la redonda fue el saldo que dejó ayer una tremenda explosión en un taller de GNC, en el lateral Norte de avenida Circunvalación, al Este de calle Mendoza, en Trinidad, Capital. Ese local terminó destruido por el siniestro y anoche la principal hipótesis que manejaban en la Policía es que todo estalló por una pérdida de gas de unos grandes tubos usados en estaciones de servicio, al tomar contacto con la llama de una caldera.
La explosión causó pánico en vecinos y docentes, alumnos y padres que mandan a sus hijos a colegios aledaños al local afectado (ver aparte).
Todo pasó a las 9.45 en el taller “ESI GNC”, un local dedicado solamente a la revisión de tubos de gas de vehículos y de estaciones de servicio. En la Policía indicaron que el comercio está habilitado por Enargas, el municipio capitalino y bomberos.
A esa hora, se encontraban el ingeniero y encargado del local, Fernando David Suárez (43), el técnico electromecánico Cristian Castro (34) y Alejandro Páez. Páez relató que él estaba en una casa situada al costado Oeste del negocio, que usan como depósito. Los otros hombres se encontraban en el comercio. Mauricio, hermano del ingeniero, contó que “mi hermano no recuerda qué estaba haciendo antes de la explosión. Sólo nos dijo que de golpe una llamarada lo envolvió y que empezó a rodar en el piso para tratar de apagarse el fuego y que después salió a la calle”. Marcelo, otro hermano del herido, dijo que “Fernando tiene el 60% del cuerpo quemado. Tiene las vías respiratorias comprometidas y está en terapia intensiva. Él estuvo consciente en todo momento, pero por precaución está en coma inducido”.
En tanto, un familiar de Castro, que pidió reserva de su identidad, relató que tiene “el 45% del cuerpo quemado y que le operaron la mano derecha, le hicieron curaciones. Está en terapia intensiva (en el hospital Marcial Quiroga) y debemos esperar cómo evoluciona”.
Tras el siniestro, personal de bomberos detectó en una primera inspección que en la entrada del taller había varios tubos que usan en las estaciones de GNC y que allí había una pérdida. En la Policía suponen que la explosión ocurrió luego de que ese gas alcanzara la llama de una especie de calefón que tiene como función calentar el agua de un tacho donde realizan la prueba hidráulica de los cilindros.
“Mi hermano nos dijo que una llamarada lo envolvió y que rodó en el piso para apagarse”.
Mauricio Suárez – hermano de uno de los heridos
Cómo vivieron los vecinos el dramático estruendo
Eran las 9.45 de ayer cuando Aurora Parra recibía un pedido de cervezas en su almacén de Mendoza, al Norte de Circunvalación. En ese mismo horario, Adriana Gómez, su hija, regaba su casa, ubicada al lado del negocio. Sobre la misma cuadra, un empleado de un mayorista ordenaba los papeles en su oficina y en el colegio Santo Tomás de Aquino, en calle General Acha, se llevaba adelante con normalidad la jornada escolar.
Pero de repente, todas esas personas se vieron sacudidas por el estruendo y la onda expansiva de la explosión del taller “ESI GNC”. Al siniestro, que se sintió al menos 2 km a la redonda, ayer lo calificaron como el primero de este tipo en el país y tal fue su magnitud, que dañó paredes e hizo explotar vidrios de algunos inmuebles cercanos.
Y en minutos, el miedo y el desconcierto se apoderó de los vecinos de la zona. Al salir a la calle, algunos de ellos se toparon con fuego y humo saliendo de ese local y con los dos empleados caminando como podían, con sus ropas rasgadas y sus cuerpos quemados.
“Pobrecitos. Estaban muy lastimados. Uno no tenía pelo. La explosión les arrancó la parte de arriba de la ropa y les rajó los pantalones”, recordó Aurora, una de las primeras en asistir a los heridos junto a su hija. Tras el siniestro, el colegio fue evacuado y el pánico se apoderó de algunos padres que llegaron desesperados a buscar a sus hijos. También evacuaron a varios vecinos. Y al cabo de unos minutos, en la zona cortaron el tráfico por varias horas y se llenó de vecinos, policías, medios y curiosos que se acercaron a ver el taller destruido.