Las estremecedoras revelaciones de la autopsia en el cadáver de Marta Cardozo (64), fueron claves para los investigadores. Por ese informe supieron que el ataque cometido el último sábado fue tan brutal, que incluyó un ultraje sexual y estuvo más emparentado con la tortura, con una carga emotiva negativa muy alta de parte del asesino (¿mucha bronca?). Por eso ayer los investigadores estaban convencidos de que el robo del televisor en la casa de la mujer, situada en la calle Santa María de Oro, a una cuadra de la plaza Desamparados, Capital, fue un intento por desviar la investigación.
¿Si el móvil no fue el robo, pudo ser pasional? ‘Por ahora no podemos descartar nada’, dijo ayer un jefe policial.
Otro problema a definir por los pesquisas es a qué ambiente pertenece ese homicida. Ayer, más de un investigador parecía alejar sus miradas del círculo de trato íntimo de la mujer (familiares, amigos, entre otros). Sin embargo otros no se animaban a dejar de lado esa posibilidad y a la vez incluían la de que el agresor sea adicto a las drogas: ‘todo indica que fue un ataque potenciado por el consumo de algún estupefaciente’, especuló un investigador.
La pista más clara que tienen, por ahora, es el perfil violento y sádico del asesino, pues se supone que se tomó el tiempo para beber sidra mientras ejercitaba en el cuerpo de la mujer sus instintos más perversos. La autopsia reveló que la víctima fue desfigurada y sufrió fracturas en su rostro, tal vez por la acción de golpes de puño, puntapiés y hasta con una botella.
También se estableció que sufrió un violento ataque sexual que, al parecer, fue cometido con algún objeto. Y la peculiar forma en que se quebraron sus costillas los lleva a pensar que la pisotearon o le saltaron encima.
Según fuentes policiales, las múltiples heridas sufridas por Marta, le causaron una hemorragia letal.
La otra fuente de información que puede orientar la pesquisa es el relevamiento de los rastros en la escena del crimen, como pisadas, huellas dactilares o la presencia de algún resto genético del delincuente, pero sobre ese punto los investigadores guardaban ayer estricto hermetismo.

