Las familias de Facundo José Correa Gomez (23) y Franco Eduardo Morales (25) cumplen hoy 14 días sin tener noticias de ellos y su sospecha es que pudo pasarles "algo malo", pero los investigadores creen que los desaparecidos se fueron por sus medios de mochileros, que se encuentran en Mar del Plata o en alguna ciudad cercana y que no fueron víctimas de ningún delito, según fuentes judiciales.
Guillermo y Gladys, padres de Facundo, lo vieron por última vez en la tarde del 2 de enero. Esa vez, cerca de las 19, pasaron en el auto por la esquina de Mendoza y Benavídez, en el límite entre Capital y Chimbas, donde su hijo limpiaba vidrios en el semáforo. "Ya voy por la casa", les dijo. Pero esa noche no regresó a su departamento en Concepción donde vive con su pareja y su hijo de un año y medio, construido en el fondo de la vivienda de sus papás, quienes ahora están desesperados puesto que ya llevan dos semanas sin novedades concretas.
Guillermo contó que su hijo conoció hace poco a Franco, otro limpiavidrios que operaba en la misma zona, y que se hicieron muy amigos. Facundo era árbitro de fútbol pero tuvo que dejar por una lesión en una rodilla. Luego trabajó en una gomería pero a principios de diciembre quedó desempleado y eligió dedicarse a limpiar vidrios de autos en las esquinas, donde forjó la relación con el otro joven desaparecido.
La hipótesis de la Policía y en la UFI Delitos Especiales es que iniciaron un viaje como mochileros. Según los voceros, creen que en la mañana del miércoles 3 de este mes tomaron un colectivo de la línea 262 que los depositó en Media Agua, Sarmiento. Un testigo supuestamente declaró que durante el recorrido escuchó que hablaban sobre si faltaba mucho para llegar a Mendoza. La hipótesis es que en Sarmiento hicieron dedo, que se subieron a un camión u otro vehículo y que luego se las ingeniaron para llegar a Buenos Aires, a la ciudad de Bolívar, Tandil u Olavarría. En teoría, dicen los investigadores, hasta ese lugar llegaron con otro joven conocido como "Pablito" que los acompañaba pero que decidió regresar. El testimonio de esa persona debía echar luz al caso, pero Guillermo dijo que cuando él lo interrogó le dijo una cosa y a la madre de Franco otra. Pero eso surgen las dudas: "Me intriga saber por qué ese Pablito los lleva a Buenos Aires y pega la vuelta. ¿Por qué no se fue a Mar del Plata con ellos si supuestamente iban para allá?", se preguntó el hombre, un policía retirado que inició su propia investigación y va, según su parecer, "dos pasos adelante de la Policía".
"No hay nada concreto, hay muchos cabos sueltos. Mi hijo no tenía motivos o problemas como para irse. Si hubiese tenido la decisión de irse se hubiese llevado ropa, la SUBE, el documento, el celular… pero se ha ido con lo puesto", señaló Guillermo Correa. "Con la madre de Franco vivimos cerca y estamos en permanente contacto, ella también está muy preocupada", agregó. Luego reveló que sus sospechas no son positivas: "Si ellos saben que los estamos buscando, ¿por qué no se comunican? Eso nos hace pensar que pudo pasarles algo malo. ¿Y si se los han llevado adrede y allá les lavaron la cabeza y los tienen, por ejemplo, trabajando bajo presión? No se puede descartar nada. ¿Y si los secuestraron? ¿Y si los mataron y tiraron a un zanjón?". "No voy a parar hasta encontrarlos, hasta saber que están bien. Como papá voy a hacer hasta lo imposible. No hay palabras para describir lo que estamos viviendo. Dormimos y comemos de a puchitos", dijo y no pudo seguir por el llanto. Gladys, su esposa, tomó la palabra y cerró indicando que "estamos desarmados, devastados, no podemos ya ni respirar sin saber qué es de la vida de nuestro hijo. No voy a parar, a nosotros no se nos ha perdido un perro, se nos ha perdido un hijo y eso es terrible".