El golpe, sorpresivo, dañino, dejó a Fernando Ibáñez en un estado de incredulidad mayúsculo, en algo que no podía entender. Es que, de un rato para otro, la vida en familia para él pasó a ser un combo de afectos elementales a otra cosa, algo doloroso, algo extraño, un camino para aprender lleno de ausencias. Seis años atrás, su mamá Nancy les había sido arrebatada por un cáncer fulminante, cuando tenía sólo 48 años y parecía tener un gran resto de vitalidad por delante. Trataban de acomodarse a estar sin ese puntal clave en el día a día, cuando su papá Pascual, ese hombre que en realidad era su tío pero que los crió a él y a su único hermano mayor, Mario (29), como si fueran sus propios hijos, también sucumbió a la misma enfermedad que acabó con los días de su mamá. De esa otra gran pérdida se iba a cumplir un mes el próximo 18 de octubre. Pero ayer, otro mazazo sacudió a ese joven: Mario también dejó de ser parte de sus cosas, de sus juntadas con amigos y uno que otro picadito al fútbol. De ese proyecto de comprar un camión juntos para seguir haciendo fletes y otros trabajos, porque de eso vivían, de eso hacían el pan de cada día.
"Lamentablemente me quedé sin esas personas que tanto amaba, mi mamá, mi papá y ahora mi único hermano… no lo puedo creer, Dios’, alcanzó a decir Fernando ayer, quebrado.
El accidente que le costó la vida a Mario Alexis Ibáñez ocurrió sobre las 5,20 de ayer en la calle Zapata, metros al Norte del cruce con Maurín, en el departamento 9 de Julio.
Mario intentaba volver a su casa en la zona de La Legua, en Santa Lucía, luego de pasar un rato en un boliche. Conducía su VW Fox por calle Zapata hacia el Norte, acompañado de un joven al que conocía, Matías Villarruel (32), cuando volcaron.
La principal hipótesis de los pesquisas dirigidos por el fiscal Francisco Micheltorena y el ayudante fiscal Adrián Elizondo es que el joven perdió el control en una pequeña curva y volcó cuando dio un volantazo hacia su derecha. Tan grave quedó que, tres horas después, murió en el hospital.